Por M. Cecilia González Septiembre 5, 2016

Faltan menos de dos meses para las elecciones municipales y Patricia Morales, presidenta del Partido Progresista y candidata a alcalde por Santiago, está sumida en su campaña. A partir de su trabajo con los vecinos de la comuna elaboró un programa con cinco ejes principales -salud, educación, seguridad, empleo y cultura-, el que está abocada a difundir, al mismo tiempo en que fiscaliza de cerca los pasos de la actual alcaldesa, Carolina Tohá, a quien no le ha dejado las cosas fáciles. Hace un par de semanas, por ejemplo, envió una carta pidiendo información sobre cuántas denuncias son tramitadas en la comuna, y ha hecho sentir su molestia en el municipio por la forma en que se han enviado las invitaciones a los actos oficiales de acuerdo a lo que establece la nueva Ley de Fortalecimiento y Transparencia de la Democracia.

—El candidato de Chile Vamos, Felipe Alessandri, acusó al ministro Marcelo Díaz de intervención electoral luego de que acompañara a Carolina Tohá durante el anuncio de la recuperación de un ex liceo para convertirlo en un Cesfam. ¿Respaldas esta acusación?

—Yo creo que la ley se planteó mal, porque aunque efectivamente se establece que desde el 24 de agosto la candidata del PPD tiene que invitar a los otros candidatos a alcalde a todas las actividades, en el fondo ella sigue poniendo toda la carne a la parrilla con recursos del municipio. Y claro, invitan a los otros candidatos, pero no podemos hablar. Es una fiesta con recursos del municipio, con recursos de todos los vecinos, por y para la candidata del PPD.

—Pero las invitaciones sí están llegando.

—Sí, aunque muchas veces muy tarde. Por ejemplo, una vez me llegó una invitación a las 11 de la noche para un evento la mañana siguiente, encuentro que eso es un despropósito.

—¿Cómo hubiese funcionado mejor la ley?

—Si se hubiese establecido igualdad de condiciones: que te invitan y te dejan hablar.

—Pero en algunas comunas hay muchos candidatos.

—Pero los candidatos a alcalde no son más de 5 o 6. Francamente no es algo que sea imposible cuando estamos hablando de tanta plata invertida en este tipo de parafernalia.

—Uno de los pilares de su programa es educación, el área que más críticas le ha valido a Tohá. ¿Cuál es el análisis que usted hace de su gestión?

—Educación no son solamente los 9 liceos emblemáticos de Santiago, sino también los 44 liceos municipales. Ahí hemos visto una del 10% en la matrícula, 20% en los liceos emblemáticos. Es bastante trágico pensar que una persona que fue ex ministra del primer gobierno de Bachelet y que pertenece a la Nueva Mayoría le haya puesto tan poco empeño en fortalecer la educación pública. Llamar a los estudiantes fascistas de izquierda fue un error total, una autoridad jamás se puede poner al nivel de ningunear y denigrar a los estudiantes.

—El 2012 Tohá hacía un análisis muy similar, pero en el cargo su visión cambió porque se dio cuenta que la realidad era distinta.

—No creo que sea un problema de que la realidad la superó, sino que no tiene talento para la gestión municipal. Lo que hemos visto es una mala gestión en materia de educación, lo mismo en materia de salud.

—Otro de los ejes de su campaña es la seguridad ciudadana. El tema de la delincuencia siempre ha estado más ligado a la derecha, y también es parte importante del programa de Felipe Alessandri. ¿Cómo vas a marcar la diferencia?

—La seguridad ya no es tema de la derecha, es un tema del vecino. Hay que hacerse cargo de la seguridad porque todos los vecinos dicen que es una de las principales preocupaciones. La diferencia está en la respuesta. La respuesta histórica de la derecha ha sido mayor dotación de carabineros, más control. Pero la evidencia empírica internacional demuestra que eso es insuficiente, porque carabineros llega 15 minutos después de que ocurrió el delito. Por eso lamento que Carolina haya actuado en el mismo sendero que la derecha. Lo que tenemos que recuperar es la prevención, que implica recuperar todos los sitios eriazos, asegurarse de que las calles estén bien iluminadas y recuperar el diálogo con los vecinos.

" Lo que hemos visto acá son filtraciones absolutamente descontextualizadas"

—En total, el PRO presentó 1.200 candidatos a lo largo de todo Chile. ¿Cuáles son sus proyecciones?

—Conservar y mantener nuestros alcaldes actuales, y obtener nuevos municipios emblemáticos. Yo espero ganar en Santiago, tenemos a Marisela Santibañez en San Bernardo, a Andrea Condemarín en Quinta Normal, a Oriele Nuñez en Cerro Navia, y también estamos en Lo Espejo. La idea es ganar esas comunas emblemáticas y aumentar nuestra participación en todo Chile.

—¿Están haciendo un trabajo para potenciar nuevas figuras en el partido?

—Eso es parte del crecimiento natural. El PRO tiene casi 40.000 militantes, somos el único partido desde el regreso a la democracia que es un partido nacional, inscrito en todas las regiones de Chile. Fuera de la NM y la derecha, el pacto Yo Marco por el cambio es el único que lleva más de 1.000 candidatos, somos la principal fuerza al margen del duopolio. En ese sentido, yo entiendo que haya mucha intencionalidad y muchas ganas de dañar un proyecto político de esta naturaleza.

—¿Dañarlo en qué sentido?

—Se han tratado de utilizar las investigaciones judiciales con el objetivo de dañar la imagen del proyecto progresista y allanarles el camino a otros candidatos. Pero a pesar de eso, y sobre todo gracias a nuestro trabajo territorial, hemos logrado levantar estos 1.200 candidatos, y estaremos presentes en la papeleta presidencial con ME-O.

—Marco sigue siendo la figura más importante del PRO.

—Marco es nuestro candidato, sin duda, y estamos muy orgullosos de que así sea.

—Pero este ha sido un año especialmente difícil para él, fuertemente cuestionado por los casos de financiamiento irregular a la política, lo que se reflejó en su caída en la encuesta CEP (de 42% a 26% en un año). ¿Su figura no se transforma en una desventaja para el PRO?

—Marco es un enorme líder y ha demostrado una capacidad de construcción de liderazgo territorial tremenda. Y si bien antes se nos criticaba porque el PRO era un partido marquista, yo creo que ya nadie más va a poder volver a decir lo mismo cuando tenemos 1.200 candidatos sin ser parte del gobierno, sin tener ministros, sin tener parlamentarios que están trabajando en pos del crecimiento de los liderazgos. Esto es a puro ñeque.

—Pero la investigación es una investigación real, que está en curso. ¿Cómo se hacen cargo?

—Cuando digo que temo que hay una utilización política de las investigaciones, no tiene que ver con el hecho de si es saludable o no que haya investigaciones. Es evidente que en democracia, cuando hay dudas, tienen que investigarse las cosas. El punto es que lo que hemos visto acá son sucesivas filtraciones absolutamente descontextualizadas. Por ejemplo, a mí misma. Apenas anuncié que me postularía como candidata a Santiago me llamaron de la fiscalía para citarme como testigo, cosa que no dejó de llamarme la atención, porque durante dos años nadie estimó que mi testimonio podía ser mínimamente interesante.

—Pero las filtraciones no han afectado exclusivamente al PRO. Candidatos de todos los partidos alegan por lo mismo.

—Pero mi declaración como testigo se filtró de manera malintencionada en algunos medios. Lo mismo respecto del vicepresidente del PRO, Camilo Lagos. Ni hablar de Marco Enríquez-Ominami. Acá lo que tenemos es casi una persecución, al mismo tiempo que el ex presidente de la República, Sebastián Piñera, está imputado por coimas y nadie filtra nada.

—Desde el punto de vista de los ciudadanos existe molestia porque sienten que les han ocultado información. Por ejemplo, tras la declaración de Enríquez-Ominami, cuando dijo en un punto de prensa que había entregado toda la información, pero resulta que había hecho uso de su derecho a guardar silencio, o todas las explicaciones contradictorias entorno al jet que usó en la campaña de 2013. ¿Han cometido errores a la hora de manejar las crisis?

—Lo que tú señalas es exactamente a lo que estoy apuntando. A Marco le pidieron que entregaran sus cuentas, y él las entregó. Pero esas cuentas todavía no han sido revisadas y nadie dice nada al respecto. A mí me encantaría que todo el mundo comunicara que Marco Enríquez aceptó abrir las cuentas bancarias, y nadie ha dicho nada.

—Pero eso sí ha salido en la prensa.

—¡Y qué mayor prueba de que no hay nada que esconder que eso! Ahora dicen, bueno, claro, pero es que guardó silencio, ¿cómo no va a guardar silencio si es que en realidad todo se filtra? El principio básico en derecho es el debido proceso, y las garantías que se le deben entregar a todo ciudadano. Y lo que yo estoy planteando como presidenta del PRO es una inquietud: que no se politicen en Chile las investigaciones judiciales. El día que eso suceda estamos fregados.

—¿Entonces no hacen un mea culpa sobre cómo han manejado estos temas?

—No, y yo estoy confiada en que todo esto se va a aclarar.

"La única conclusión de la encuesta CEP es que la gente no está interesada en la presidencial"

—¿Sigue creyendo que Enríquez Ominami es el único que le puede ganar a Piñera?

—Yo estoy segura de que Ricardo Lagos y el ex presidente Piñera tienen ganas de permanecer en la historia mucho tiempo más. Pero me llama la atención que en la Nueva Mayoría por tercera vez consecutiva los candidatos presidenciales sean ex presidentes: Eduardo Frei, Bachelet y Ricardo Lagos. Eso habla de la poca capacidad de relevo que tienen. Y ojo, la Nueva Mayoría tiene muchos nuevos cuadros, lo que pasa es que hay una pugna entre quienes se instalaron en el poder hace cuarenta años y no lo quieren dejar, y quienes buscan oxigenación. Y Lagos debe estar bastante preocupado de aparecer empatado con Marco, porque ha puesto una cantidad de esfuerzo y recursos para aparecer como el salvador de Chile en medio de una crisis que no existe.

—¿Qué lectura hacen el PRO del lanzamiento de su candidatura?

—Es un lanzamiento a medias. Me parece muy irresponsable que hable de crisis política. Un ex presidente que es parte de lo que hoy en día somos, que ayudó en gran parte a recuperar la democracia —y no pongo en tela de juicio el aporte histórico que hizo—, no puede hablar así. No se puede asustar tan fácilmente de las manifestaciones sociales. Me da la impresión de que para la generación de Ricardo Lagos basta que haya un movimiento social en la calle contra las AFP para que hablen de crisis institucional como si fuera el fin del mundo. Necesitamos liderazgos renovados y si Ricardo Lagos no tiene esa energía y si en todo ve una crisis, yo creo que no está preparado para ser presidente de Chile nuevamente.

—¿Cómo ven una posible candidatura de Alejandro Guillier?

—Él tiene todo el derecho de participar en una primaria de la Nueva Mayoría. Lo ideal dentro de la centro izquierda es tener primarias amplias, y es lo que hemos pedido desde el PRO. A mí me encantaría ver una gran primaria presidencial, donde concurran Carolina Goic, Walker, Ricardo Lagos, Isabel Allende, Guillier y por cierto Marco Enríquez Ominami. Esa es la única forma de hacer un trabajo serio a largo plazo que permita garantizar gobernabilidad. Los partidos de centro izquierda debemos ser capaces de superar nuestras diferencias, y eso se hace a través de mecanismos democráticos.

—¿Pero no es una amenaza? Es atractivo para quienes buscan una figura independiente , y en la última encuesta CEP apareció en el primer lugar que perdió Enríquez-Ominami.

—La única conclusión de la encuesta CEP es que la gente no está interesada en la presidencial. Nadie puede ser una amenaza para nadie cuando más del 60% de los chilenos no sabe por quién votar, seamos realistas en eso. Lo que importa hoy en día es poder ser capaces de construir proyectos de gobierno sólidos, que estén sustentados en apoyos territoriales.

—En un escenario de alta abstención, donde no voten ni los jóvenes ni los que están desencantados con la política, ME-O podría ser uno de los más perjudicados.

—Yo te diría que es todo lo contrario, es más favorable para quienes tienen bases territoriales. Pero hay que cambiar de lógica. Es muy mezquino estar pensando en la poca gente que va a ir a votar, ese es un cálculo que le conviene a la derecha o a los más conservadores de la Nueva Mayoría.

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