Por Víctor Hugo Moreno Noviembre 25, 2016

Era el domingo 13 de noviembre y los presidentes de los partidos de la Nueva Mayoría comenzaban a llegar a la casa de la jefa del Partido Socialista, Isabel Allende, en calle Guardia Vieja. El motivo central de la reunión era dar una pronta solución al quiebre con el Partido Comunista, luego de que la colectividad de la hoz y el martillo votara en bloque en contra del proyecto de reajuste salarial al sector público propuesto por el gobierno, lo que provocó la molestia pública de sus compañeros de conglomerado. Ante ello, el presidente del PC, Guillermo Teillier, era el invitado más esperado al encuentro. Sin embargo, ya casi todos instalados en el living de la senadora, sonó el celular de la anfitriona. Del otro lado de la línea estaba el secretario general del PC, Juan Andrés Lagos, quien le comunicaba que no asistirían a la cita, debido a una decisión adoptada por el comité político del PC.
—¿Qué hacemos ahora? —fue la pregunta que emanó de inmediato en los presentes. Dar por suspendida la reunión podría acrecentar la tensión, tomando en cuenta la alta concurrencia de la prensa que había en las afueras de la residencia, por lo que decidieron quedarse unos minutos, simplemente para hacer algo de hora. Sin el PC en la mesa, era poco y nada lo que se podría avanzar en la búsqueda de la reconciliación. Todo pintaba cada días más negro.

Este recuerdo grafica —para un presidente de partido— el clímax que tuvo lo que cree fueron las peores semanas vividas por el oficialismo en lo que lleva el gobierno de Michelle Bachelet. Toda una serie de malos entendidos, rencillas de poder dentro de cada partido, llenaron las páginas de los diarios con titulares que hablaban de crisis terminal de la Nueva Mayoría.

En la Nueva Mayoría esperan sincerar posiciones ante los proyectos que se vienen, dividiéndolos en los que hay acuerdo, en los que existen discrepancias, y en los que se dejará en libertad de acción a los parlamentarios, como el del aborto.

Tras esas tormentosas semanas, recién este lunes los siete presidentes tuvieron la oportunidad de un nuevo cara a cara. Esta vez en la sede de la Democracia Cristiana. Ahora, sí llegó Teillier secundado por Juan Andrés Lagos. El encuentro tuvo un acento más bien pragmático, sin tanto espacio para los lamentos —como comenta uno de los presentes—, en donde se acordó redactar un nuevo comunicado, en el cual se excluía de culpa a cualquiera de los partidos por los errores cometidos, a diferencia del comunicado emitido semanas atrás en contra del PC y que, finalmente, gatilló la guerra civil. “A regañadientes el PC aceptó, porque ellos querían disculpas públicas, asunto que jamás íbamos a aceptar, porque más allá de los votos fue una actitud hostil la que tuvo el PC al desconocer acuerdos previos”, explica un jefe partidario. “Los partidos de la NM reunidos hemos analizado los hechos que nos han tensionado, en medio de una situación compleja y los hemos dado por superados, pues no ha existido la voluntad de excluir o responsabilizar a ningún partido”, fue el tibio texto leído por la presidenta de la DC, Carolina Goic. Desde el PC afirman que lo que más molestó fue la forma en que la DC actuó, y que por ello querían hacer valer su voz, pero que nunca estuvo en la mente salirse de la NM, pues aún el partido sigue apostando por su proyección, pese a todo.

Otro de los asuntos que se discutió el lunes y que fue tema al día siguiente junto al comité político de La Moneda fue una autocrítica compartida: no se comunicó de buena forma el porqué Hacienda no cedió ante el 3,2%, pues si se subía el monto se perdía el aumento del 10% a las pensiones básicas. “Era lo uno o lo otro”, enfatiza un jefe de partido. “Y eso el PC lo supo siempre y estuvo de acuerdo en que era necesario fortalecer las pensiones”, refuerza la misma fuente. Así, se llegó a la conclusión de que, una vez más, no se estaban comunicando bien las cosas a la opinión pública, dando muestras de desorden y falta de coherencia.

Ante este diagnóstico, compartido por los partidos, en la cita del martes se le pidió a la nueva vocera de gobierno, Paula Narváez, que estableciera un diseño comunicacional más horizontal, en donde los demás ministros, y los presidentes de partido tengan más protagonismo, para reforzar las ideas fuerza que se pretendan mostrar a la ciudadanía.

"Es lo que hay"

21 de Noviembre del 2016/SANTIAGO La Presidenta de la Democracia Cristiana, Carolina Goic (i) y el Presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier (d) durante la reuni—n de presidentes de partidos de la Nueva Mayor’a en la sede de la Democracia Cristiana. FOTO: PABLO VERA LISPERGUER/AGENCIAUNO

Ya todos nuevamente amigos, vienen ahora tiempos de definiciones. Pese a la resistencia de muchos por la decisión de la presidenta por mantener como ministro Segpres a Nicolás Eyzaguirre, ahora se debe avanzar en la agenda bajo un renovado diseño de trabajo. “Ya está, Nicolás es un ingeniero y se aburre de negociar con los partidos, pero es lo que hay”, explica otro presidente oficialista.

Pero otro de los puntos, más allá del comité, es la propia presidenta. En la Nueva Mayoría ya pierden la fe de poder reunirse con ella, luego de que pasaran cuatro meses desde que le pidieron la última cita. En palacio explican que mientras no estén las cosas claras, Bachelet no se juntará con los presidentes, pues esas reuniones son para definir rumbos y no para solucionar problemas, comenta la misma fuente.

Desde La Moneda pidieron orden a los partidos, para evitar bochornos mayores en el Congreso. Para ello, en la Nueva Mayoría esperan sincerar posiciones ante los proyectos que se vienen, dividiéndolos en los que hay acuerdo, en los que existen discrepancias, y en los que se dejará en libertad de acción a los parlamentarios en temas sensibles como, por ejemplo, el aborto. Ello, al menos, asegura transparencia y tiene que ser “sin llorar”, comenta un secretario general.

Muy pronto se pondrá a prueba de fuego este nuevo diseño de las relaciones, apareciendo de inmediato preocupantes nudos. Primero, se deberán poner de acuerdo para establecer la agenda de prioridades, trabajo que comenzará a delinearse el próximo jueves con un primer cónclave de trabajo en La Moneda.

No será una reunión definitiva, comentan tanto en La Moneda como en la Nueva Mayoría, sólo se pondrán sobre la mesa las ideas y propuestas. En Segpres explican que será imposible tomar los 156 proyectos que aún restan por tramitar en Valparaíso. Lo realista, estiman en palacio, será llegar a 40 iniciativas afinadas para 2017.

Entre ellas, la que transita por el camino más nebuloso es el proyecto de educación superior. Este año la gratuidad nuevamente entrará por glosa, lo que tiene al borde la posibilidad de que la oposición acuda al TC, igual que el año pasado. De hecho, esta semana tanto Eyzaguirre como el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, se desplegaron en el Congreso para evitar que ello ocurra, negociando con los parlamentarios. Pero el próximo año viene el tema de fondo: se deberá zanjar la nueva ley y allí, según observan en la NM, hay más discrepancias que acuerdos. De hecho, en la DC hay sectores que aún dudan de la reforma al sistema, pues son partidarios de continuar con un subsidio a la demanda, lo que atentaría contra el espíritu original de la gratuidad.

En La Moneda toman esta reconciliación de la Nueva Mayoría con cautela. Una fuente de palacio explica que los ministros del comité político, y sobre todo Eyzaguirre, desconfían de los acuerdos, pues piensan que en algún momento el mapa se volverá a desordenar, porque los partidos ya están sopesando otras perspectivas: las presidenciales del próximo año.

Y tan alejados de la realidad no están, pues un secretario general, al tratar de explicar el trabajo que están desarrollando para llegar con material para la cita del próximo jueves, termina por confesar que si bien “harán la pega”, ahora los ojos están puestos en las presidenciales. “Eso es lo que nos importa, y ver cómo resolveremos las primarias”, dice. El análisis más profundo en el oficialismo es que el nivel de desorden es tal, que sólo resta terminar con dignidad este período, y mantener una tregua armada, de cara a lo que vendrá en 2017.

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