Por Víctor Hugo Moreno //Ilustración:Vicente Martí Enero 20, 2017

• La voz de los Encuestadores

Imagen AIM

Juan Pardo
Feedback

“La mayoría de las encuestas telefónicas, la de intersección y de paneles on line, no tienen nada de probabilístico. La data que generan, si bien tiene el valor de producir una serie en el tiempo, presenta problemas de representatividad”

 

CEP da a conocer resultados de encuesta publica

Ricardo González
CEP

“La diferencia en Colombia fue muy grande. El 20% entre lo proyectado y el resultado, no se puede explicar solamente con el espiral del silencio. Hay otros factores como el muestreo o la forma en que se realizan las encuestas”.

V Seminario Estudios y Politicas Santander

Roberto Méndez
Adimark

“No me gusta el método de los puntos de afluencia, eso se sale totalmente de lo probabilístico, pero cuando vas a un lugar, tú no sabes quién transita por ahí. Es una metodología discutible”.

Imagen Roberto-Izikson

Roberto Izikson
Cadem

“Hay encuestas que sobrerrepresentan a las clases medias. Por eso decidimos hacer un esfuerzo mayor y agregamos los puntos de afluencia. Trasladamos la cuota que no llegó por el fijo a una encuesta en un punto”.

A la primera negativa, un encuestador no debe retirarse. Antes tiene que buscar una segunda oportunidad. Su misión es que quien es seleccionado(a) para ser entrevistada(o) finalmente ceda y responda un cuestionario de 40 minutos. El encuestador debe intentar reagendar una fecha que acomode al elegido, en cualquier horario o día de la semana. Con este método trabaja la que es, para muchos, la encuesta más creíble de la industria: la del Centro de Estudios Públicos (CEP). Incluso en el mundo político la califican como “el oráculo” prepresidencial. Esta rigurosidad en el trabajo de campo lleva a que el estudio no tenga tasa de reemplazo; es decir, que no se encueste a una persona distinta de la que originalmente, en un sorteo, se seleccionó. Esto ayuda a disminuir el temido margen de error (que oscila en torno al 3%). Con esta metodología, la encuesta CEP posee un 78% de la tasa de respuestas, una de las más altas de América Latina. Este método no es perfecto, ni mucho menos resulta ser un oráculo como se cree.

Existe un consenso dentro de los encuestadores: ninguno de los estudios predice, sólo marcan tendencias y ayudan a la toma de decisiones. Nadie,aún puede leer el futuro. Eso es ciencia ficción.
Las encuestas están en un período de dudas y cuestionamientos. Siguen marcando la pauta política semanal para celebrarlas (cuando el resultado favorece), o para negarlas (cuando es adverso). Más allá de esa efervescencia mediática, experiencias como el resultado de las elecciones en Estados Unidos, el triunfo del Brexit en Inglaterra y el rechazo al acuerdo de paz en Colombia encendieron las alarmas.

¿En qué fallaron estas encuestas? El caso colombiano es el más complejo de explicar para los expertos o dueños de las principales empresas encuestadoras. de Chile. La diferencia entre lo que decían los sondeos y lo que realmente ocurrió en las urnas fue de casi 20 puntos. Algo sin precedentes en este tipo de estudios.

Las encuestas para el plebiscito por el acuerdo de paz en Colombia fallaron por 20 puntos. Los expertos aún no encuentran una explicación razonable.

Se habló, para el caso colombiano, que la culpa de todo la tuvo el espiral del silencio. Esta definición fue creada por la académica alemana Elisabeth Noelle-Neumann en 1977. Intenta explicar la conducta de las personas que esconden sus verdaderas opiniones para seguir a la masa y no quedar en una situación de minoría (que los avergüence). Muchos colombianos podrían haber dicho que sí estaban de acuerdo con el pacto de tregua entre las FARC y el gobierno cuando enfrentaron al encuestador. Decir que no querían la paz podía ser mal visto.

— La diferencia fue muy grande. Un 20% no se puede explicar solamente por el espiral del silencio. Hay otros factores como el muestreo o la forma en que se realizan las encuestas que pueden haber fallado. Se sospecha, también, que esa sensación triunfalista del gobierno colombiano, explicaría además que gran parte de los adherentes a la paz se hayan quedado en sus casas. El día de la consulta, el clima estaba malo— agrega el coordinador del Área de Opinión Pública del CEP, Ricardo González.

El investigador, quien se ha hecho conocido por dar lectura al estudio semestral del CEP, dice que las encuestas en Estados Unidos no fallaron. En un estudio que realizó hace algunas semanas determinó que, a nivel nacional las encuestas dijeron que Hillary Clinton ganaba en el voto popular (lo que finalmente ocurrió) y que, en la elección por estados, en tan sólo cinco hubo caídas en los pronósticos para Clinton. Todos estos desaciertos estuvieron dentro del límite del margen de error, del cual a veces se hace “vista gorda”. Para González, esta percepción de que las encuestas fallaron pasa porque los medios de comunicación y los mismos políticos ignoran cómo interpretar sus resultados. Las consideran un “oráculo sagrado”. Y las encuestas no son eso.

Guerra metodológica

Feedback, Cadem Plaza Pública, GFK Adimark y CEP, son cuatro de las encuestadoras más importantes del país. O, al menos, a las que más atención se les presta tanto en los medios como en el mundo político. Las tres primeras combinan estudios de mercado para clientes tanto privados como estatales. El CEP, en tanto, es un centro de estudio enfocado a la investigación y a la academia, y es una fundación sin fines de lucro, financiada por empresarios, con 30 años de trayectoria en el campo de las encuestas. El área de opinión pública consta de tres investigadores, aunque varía.
Feedback, empresa creada en 1990 por Martín Rodríguez y Franca Pavani, trabaja en comunicación estratégica e investigación de mercado y opinión pública. Cuenta con un staff de 45 personas y hacen investigaciones conjuntas con universidades como la Diego Portales, como por ejemplo con su encuesta sobre percepción de los jóvenes.
Cadem Plaza Pública es un área de la matriz Cadem (fundada en 1974 y que en 2012 se fusionó con Iccom, otra de las grandes empresas locales de investigación de mercado y opinión pública) que se dedica a elaborar la encuesta semanal que está marcando la ruta electoral lunes tras lunes. Cadem tiene 40 años de trayectoria en la industria del marketing y sólo tres en la elaboración de encuestas políticas de opinión pública. Trabajan 120 personas de planta y cerca de 700 colaboradores en trabajo de campo. La empresa, de hecho, es la que le hace dicho trabajo a la CEP..
Adimark es la más grande todas . En ella, desempeñan funciones más de 200 personas, aunque en el área de la encuesta política hay sólo tres investigadores. La empresa realiza cerca de 1 millón de encuestas al año para una gran gama de clientes.

Cada uno de los encuestadores defiende sus procesos y analiza a sus competidores. Para ellos la metodología y el rigor son fundamentales.
La encuesta más comentada del último año es la Cadem. La propia presidenta Bachelet la nombró a mediados de año. Estaba algo molesta porque la empresa le recordaba todos los lunes su baja popularidad.

Cadem es blanco de diversas críticas. Desde Adimark cuestionan el sistema de encuesta en puntos de afluencia.

Cadem fue la primera encuesta que comenzó a medir semana a semana la aprobación presidencial y la coyuntura. Empezaron indagando la opinión de las personas sobre el juicio de La Haya (Perú/Chile), luego vino la percepción sobre las reformas tributaria, educacional, constitucional. ¿Su metodología? Es una encuesta elaborada con 700 casos, combina llamados telefónicos y cuestionario cara a cara en sectores de alta afluencia. La herramienta es cuestionada, pero defendida con convicción por su gerente de asuntos públicos, Roberto Izikson.
—Hay encuestas de cuotas, como la nuestra, en donde hacemos un mapeo de Chile. Vamos a buscar las cuotas donde estén. Queremos hacer el mejor estudio semanal. Existen encuestas que sobrerepresentan a las clases medias. Decidimos hacer un esfuerzo mayor y agregamos los puntos de afluencia. Trasladamos la cuota que no llegó por el fijo, a una encuesta en un punto. Ese nos permite que los resultados sean parecidos a la encuesta CEP—explicaIzikson desde su oficina rodeada de una planta de digitadores que trabajan en cubículos.
El director de Adimark Roberto Méndez, critica Cadem:

—No me gusta el método de los puntos de afluencia, eso se sale totalmente de lo probabilístico. Cuando vas a un lugar, tú no sabes quién transita por ahí. Es una metodología discutible. Es preferible el celular para lograr penetrar hacia esos sectores—afirma Méndez.

Juan Pardo, socio director de Feedback, complementa esta crítica sobre lo complejo que resulta tener el control de los datos para en la encuesta Cadem.
—La mayoría de las encuestas telefónicas, la de intersección y de paneles on line no tienen nada de probabilístico. La data que generan, si bien tienen el valor de producir una serie en el tiempo, presenta problemas de representatividad. Hay poco control sobre quién el sujeto al cual entrevistas. Y en el caso de la intersección en la calle, uno no sabe el sesgo que se utiliza en el encuestador para interceptar al sujeto— explica Pardo.

Otro de los temas que provica gran debate en los encuestadores es la transparencia. Cadem está trabajando, por ejemplo, para mostrar sus bases de datos, tal como lo hace CEP.
Pero Méndez apunta a un terreno aún más nebuloso: las encuestas encargadas por los partidos. Se dijo que las encuestas habían fallado para las municipales. Lo paradójico es que ninguna fue pública.
—No sé si las encuestas existen, si se hacen y a qué le llaman encuestas. Si las encuestas no se hacen bien, parecen voladores de luces—dice.

El votante probable

En lo que concuerdan los cuatro es que resultará incierto poder adelantar al ganador para las próximas elecciones presidenciales. No existe forma alguna para identificar el llamado votante probable. No existe el filtro inicial de si la persona estaba inscrita en los registros electorales. Esto se ha transformado en un cuello de botella. Sin ese dato es imposible tener una muestra limpia. Ni siquiera la encuesta del CEP. No se sabe quién de los que responde la encuesta, efectivamente votará.

—No hay ninguna encuesta que se haga sobre el universo de los votantes probables. Ese es un gran problema, porque cuando se instalan temas presidenciales, se debe consultar a gente que efectivamente concurrirá a las urnas—explica Juan Pardo.
González agrega que otro factor que complicará el escenario para las elecciones es el voto voluntario.

—Tenemos poca experiencia con voto voluntario, y la experiencia municipal no sirve de mucho. No estamos obsesionados con achuntarle a las elecciones, pero si nos interesa capturar al votante probable y poder medirlo en el tiempo—explica.
Bajo este escenario, nadie se aventura a pronosticar ningún escenario, más aún con la gran cantidad de candidatos que circulan. Más cerca de la elección y con la papeleta del voto definida podría haber alguna certeza..

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