Su bandera de lucha
La joven cientista política quiere dejar su impronta en la causa feminista y en una nueva reforma tributaria
—¿Qué te pareció la propuesta de tus compañeros Giorgio Jackson y Gabriel Boric de un posnatal para los padres?
—No estoy de acuerdo con el proyecto de Giorgio y Gabriel. El posnatal masculino no puede ser a costa de reducir el derecho de las mujeres a tenerlo. Tenemos que avanzar, no ponernos limitantes —afirma Karina Oliva (32) con semblante serio, agarrando una gran taza de té sentada en el balcón de un añoso edificio ubicado en el casco antiguo de Santiago. Ahí está la sede central del partido Poder Ciudadano. Y allí responde sobre la idea de sus compañeros del Frente Amplio de cambiar el estado del posnatal para emparejar la cancha entre hombres y mujeres.
Para esta joven cientista política de la Universidad Humanismo Cristiano, el feminismo no tiene matices y será una de sus causas si logra llegar al Parlamento.
Es presidenta del partido Poder Ciudadano y madre soltera de Emilia, de 11 años. Quiere llegar a ser diputada para discutir, además de los temas de género, asuntos tributarios, que es otra de sus obsesiones. Considera nefasta la actual distribución del ingreso. Tiene experiencia con números y cifras, luego de que en el 2011 asesorara al senador Alejandro Navarro, entonces presidente del MAS, en la comisión que analizaba posibles cambios tributarios durante el gobierno de Sebastián Piñera. Esa relación duró hasta el 2012 cuando el MAS se convirtió en el primer partido en apoyar la candidatura de Michelle Bachelet. Hasta ahí no más llegó el romance. Para Oliva, ni la Nueva Mayoría ni el senador Navarro eran una opción. Luego se instaló en el comando de Marcel Claude, que fue candidato presidencial, para el 2013 comenzar a elaborar un proyecto propio.
Desde esa plataforma lanzará su candidatura a diputada por el distrito 12° que reúne las comunas de La Florida, Puente Alto, La Pintana, Pirque y San José de Maipo. Allí tendrá como contendora a la actual diputada comunista Camila Vallejo. Si bien el 2011 Oliva la admiró como líder del movimiento social, luego sintió que defraudó a todos quienes creyeron en ella al caer en los tentáculos del PC.
—La Camila generó muchas expectativas en la ciudadanía, la gente la quería mucho como líder. Pero defraudó: decía una cosa a la gente, pero después el partido ordenaba y la Camila ordenaba lo mismo —comenta.
Por su formación académica, Karina Oliva leyó a Marx, pero dice que su pensamiento está obsoleto, casi muerto. Nunca se sintió representada por la izquierda, ni siquiera en su época universitaria, un tiempo donde todos vestían poleras del Ché. Para ella, la izquierda es parte de una elite. Optó por ser activa voluntaria en trabajos territoriales en diferentes poblaciones de Santiago.
De madre adventista y padre mormón, es agnóstica. Estudió sin crédito de ningún tipo, a punta de trabajar en los ratos libres. Su hija estudia en un liceo particular subvencionado que se convertirá en fundación tras la reforma educacional.
Oliva se distancia de la figura de Vallejo. La ve como parte de esa elite de izquierda que nunca le acomodó. Su causa es otra, alejada de las doctrinas de un manual, aunque una que otra vez tenga que volver a leerlos por su profesión. Sólo lo hará por trabajo.