Por M. Eugenia Fernández G. Junio 9, 2017

Esta es la escena: Forrest Gump corre por Santiago. En su trayecto se le van sumando personas, que corren junto a él. Forrest Gump pasa por Aguas Andinas, SQM, PISA, CMPC. Detrás, suena un jingle: “No tienes nada que ocultar / presidente Ossandón, yo te creo”.

El famoso personaje que interpretó Tom Hanks tiene a otro actor: el senador Manuel José Ossandón. Y no se trata de una película, sino de la franja que el precandidato prepara para la campaña de la primaria del 2 de julio.

“El gran estadista de la última década en Chile es Ricardo Lagos, y anda a ver la cagada que se mandó con el Transantiago. El ‘estadista’ de la derecha es Piñera, y le regaló el gobierno a la izquierda”.

Como si los atrajera, ha tenido problemas para hacer las tomas. A cada empresa, Ossandón lleva un cartel que dice “PARE Corrupción”, y no ha sido bienvenido. En la oficina de la CMPC de calle Agustinas, por ejemplo, los guardias le llamaron la atención. Y cuando fue a La Moneda —llevando un cartel que dice “PARE No mentir”—, los carabineros del lugar lo echaron. “Casi lo llevan preso”, cuenta un miembro de su equipo, “pero él tiene fuero”.

Originalmente, la franja del ex  alcalde de Puente Alto iba a ser tan provocativa como ha sido su crítico discurso hacia Chile Vamos y Sebastián Piñera. Ahora, tras la fuerte polémica que se levantó por el “lapsus” que vivió en Tolerancia Cero el domingo pasado, habrá cambios. “Vamos a tener que eliminar algunas cosas y enfatizar su capacidad para ser presidente”, afirma este profesional.

Porque algo les repercutió el enorme cuestionamiento que se levantó hacia la candidatura del “Cote” Ossandón. Dicen que el lunes en la mañana realizó una larga autocrítica frente a parte de su equipo. Pero un día después, sentado en la Shell que está en el acceso a Pirque, más tranquilo, insiste en que lo que sucedió no fue tan grave y que no lo hará cambiar el desarrollo de su campaña. Cree, además, que no tendrá repercusión en su intención de voto, que lo mostraba a los talones de Piñera en la Región Metropolitana, según la encuesta CEP.

El ex alcalde pide un café. Hace frío y una fina capa de escarcha cubre todo.

—Me he equivocado muchas veces. Es mucho más grave el error que cometí cuando defendí a Karadima que esto. Este fue un simple error que le puede pasar a cualquiera y sirve para demostrar que el presidente no tiene que ser un súper ministro que se las sepa todas.

Su performance en la televisión lo dejó de “capa caída” y desconcertó incluso a sus entrevistadores. “Fue una sorpresa para nosotros ahí también. Pensé que iba a venir con una batería de cosas súper claritas... Hay muchos políticos que se concentran tanto en lo que quieren decir, que no se preocupan de enfrentar lo que se dice de ellos o cómo se cuestionan sus posiciones. Ayer Manuel José hizo eso”, dijo Fernando Paulsen en radio La Clave, el lunes.

En su familia, las aguas están divididas. Su hermana Ximena tiene un rol central en su postulación. Roberto, que preside el directorio del Instituto Libertad e histórico dirigente de RN, apoya a Piñera.

—¿Se preparó para el programa? ¿Lee los diarios?

—Estudio, leo diarios. Este no es un tema de estudio o preparación, es un tema de un lapsus en el que caí. Soy una persona de carne y hueso.

—No dio ninguna cifra respecto de su programa.

—Yo cometí un error. Yo tengo un programa hecho para primarias, no presidencial. Eso tiene todo un estudio económico que está hecho. Ahora me voy a estudiar todas las cifras, por supuesto, porque veo que este formato de programas va a las cifras, a ver si te pillan.

—Venía con viento de cola con la CEP. ¿Esto le afecta?

—No. El voto duro de Piñera dice “este gallo no es capaz”. Pero yo tengo claro que no voy a ganar con la elite de este país. Mi error los reafirma a ellos, pero yo le voy a ganar a Piñera no por el apoyo de los grandes empresarios.

 

Ossandón (54) se crió en Pirque, lugar en el que su familia ha sido propietaria por más de un siglo.  Su papá, Roberto Ossandón Valdés (83) , fue clave para que el ahora senador —un niño inquieto y desordenado— se inscribiera en la carrera de Técnico Agrícola en el Inacap. A diferencia de sus cinco hermanos, fue el único que no tuvo un título profesional. Hay quienes dicen que ello lo ha hecho un “acomplejado”, él lo ha utilizado como parte de su discurso político. “Demostraré que un técnico agrícola del Inacap puede ser alcalde, senador, también presidente y hacerlo bien”, dijo a fines de noviembre de 2015 a El Mercurio, cuando la CEP lo puso como uno de los personajes mejor evaluados de la política nacional.

De su experiencia de veinte años como alcalde de Pirque y Puente Alto —a lo que llegó por petición de su padre— es de donde vienen claramente sus lineamientos políticos. Los mismos que sacan ronchas en Chile Vamos, sonrisas en la Nueva Mayoría, y que él expone con su tono ahuasado y que no sabe de sutilezas. “Me encanta ser alcalde, mucho más que senador. El ambiente político entre los alcaldes es de una solidaridad increíble porque estamos frente a los problemas de la gente todos los días”, afirma.

—Después de esto, ¿volvería a intentar un municipio?

—No sé, puede que no siga en la política. Es que desgraciadamente voy a ganar a la presidencia. No crean que porque tuve un mal programa, Piñera me va a ganar, eso es un chascarro en el camino. La elite de este país habla de que el presidente tiene que ser un estadista, y yo creo que no.

—¿Y cómo tiene que ser?

—Debe ser una persona práctica, con mucho olfato político, que sea capaz de generar equipo y saber a dónde vamos.

—O sea, como un gran alcalde...

—Podría ser en esta etapa. ¿Sabes por qué? Porque los estadistas nos han dejado la grande. El gran estadista de la última década en Chile es Ricardo Lagos, y anda a ver la cagada que se mandó con el Transantiago. El “estadista” de la centroderecha es Piñera, y le regaló el gobierno a la izquierda. Y los problemas invisibles, los que se repiten todos los años —pensiones, delincuencia, salud, educación—, siguen. Por tanto, necesitamos un presidente que se atreva.  Chile está lleno de gente capaz, no sólo los que dependen de los poderes fácticos. Esos compadres no van a hacer los cambio que Chile necesita.

 

La herida

En 1996, cuando llevaba cuatro años como alcalde de Pirque, Ossandón era una de las figuras prometedoras de la centroderecha. Junto a Lily Pérez, entonces concejal por La Florida, formaban parte de la nueva “patrulla juvenil” de RN. La misma que tenía a Joaquín Lavín como representante de la UDI. “Él nunca estuvo metido en la vida partidaria, pero se le reconocía como realizador”, cuenta un alcalde de RN. La pega puertas adentro se la hizo el ex presidente de esa tienda, Carlos Larraín, quien, al igual que él, era de la línea antipiñerista.

Fue lavinista en la dura elección de 2005 que enfrentó al alcalde UDI con Piñera. Y, en 2009, para la presidencial en la que RN_finalmente ganó, Ossandón pidió días administrativos para hacer campaña. Pasó poco tiempo de la llegada a La Moneda de Piñera, para que empezaran a distanciarse. El “Cote” quería ser ministro de Vivienda o Desarrollo Social, pero el entonces presidente optó por otros nombres. Pero el quiebre vino en 2010.

—Yo le mandaba mails de informes que él me pedía sobre temas sociales, a su correo personal. Le advertí la grande que estaba en la reconstrucción, justo cuando estaba Felipe Cubillos en la misma parada, que no pudo entrar nunca más a La Moneda. Al final le puse una frase tonta contra la ministra (Magdalena Matte): “Saque a esta señora porque no tiene idea de lo que está haciendo”.

Matte lo encaró tiempo después.

—Descubrí que Piñera enviaba todos los mails personales directamente a los ministros. Él nunca me quiso recibir, me saqué la mugre en su campaña, pero jamás me dio una audiencia. Entonces en un cóctel le dije esto, y me contestó: “No tengo tiempo para editar (los mails)”. Pero a él le daba lo mismo, el trabajo ya estaba hecho.

Después de eso, las críticas se repitieron por el caso Kodama, el bono bodas de oro y la falta de política en las decisiones. También porque no se cumplieron, según dice, compromisos en los que “yo puse la cara”.

—En la campaña, logré que Piñera firmara un acuerdo con los taxis colectivos, después ese acuerdo no valía nada. También habían tomado un acuerdo con la gente de El Volcán, para demoler los bloques en Chile, y lo borraron. Con unas pobladoras descubrimos la grabación del compromiso de Piñera en la población. Se la mandé al presidente y le dije que si él no cumplía, yo iba a gritar como chancho en todos lados. Ahí se alertaron todas las antenas, cambian de ministro, aparece Pérez Mackenna. Yo lo invito, le muestro pa’ callao toda la realidad, empezamos a trabajar. Y cuando agarró vuelo el cuento, me eliminaron.

Ossandón, entonces, se transformó en díscolo.

—Cuando se lo escucha hablar de su sector o de Piñera, incluso su campaña, parece que lo hace desde la herida.

—No hablo de ninguna herida, hablo de la herida que tiene Chile. Yo sí sentí una tremenda frustración cuando vi que mi gobierno estaba preocupado de que el país creciera, que es importante, pero que daba lo mismo la concentración de riqueza, la corrupción... Fue un gran dolor cuando me di cuenta de que el presidente mandaba los mails por abajo y le importaban un huevo las personas. Ese es un acto de deslealtad que no tiene nombre.

Un dirigente de RN que conoce de cerca la historia concluye: “Este conflicto era totalmente desactivable. Si a Cote lo enfrentas en lo personal, cede altiro. Yo creo que nadie de La Moneda lo llamó porque no lo conocen”.

En 2012, cuando Cecilia Pérez llegó de ministra vocera a La Moneda, muchos creyeron que finalmente llegaba el puente con el entonces alcalde. Tenían una cercana relación producto de sus años como directora de Comunicaciones del municipio de Puente Alto. Sin embargo, con el tiempo Pérez se enroló entre los piñeristas.

 

¿Con quién está?

Al cierre del gobierno, muchos dirigentes de RN se habían sumado al antipiñerismo tras perder la elección presidencial a manos de Michelle Bachelet. El Cote, entonces, cosechaba su siembra. Al menos seis diputados —Leopoldo Pérez, Paulina Núñez, José Manuel Edwards, Diego Paulsen, Alejandro Santana y Gonzalo Fuenzalida— lo respaldaban, además de los alcaldes de Linares, Puente Alto, Paine, Talca, Ñuñoa y Santiago.

De este lote se conservan Pérez y los dos primeros ediles. ¿Qué pasó entremedio? Ossandón acusa que detrás hay “mafia y amenazas” por parte de los dirigentes de Chile Vamos. Dentro de su equipo nombra, además, a cuatro concejales que están en el trabajo territorial.

—¿Cuál es su sostén político?

—El sostén político lo da la gente.

—Eso tiene un tono populista.

—Es que hoy no pesan, si los diputados no fueron capaces de juntar las firmas para refichar a sus partidos, ¿qué solidez tienen? Eso nadie lo quiere reconocer. Antiguamente el apoyo de los diputados era fundamental en una elección, hoy no son capaces de juntar las firmas. Yo me di cuenta de que el sostén de los parlamentarios, que iban a estar todos presionados, no era tan importante y que había que tirarse a las bases.

—O sea, no le importa que no haya parlamentarios trabajando para su campaña.

—Me habría encantado, pero no me importa. Además, hay un nivel de amenaza impresionante. Gente que trabajaba conmigo a la que los grandes dirigentes amenazaron, pero no están trabajando de corazón. Esto me hace más difícil la pega, por supuesto.

Uno de los parlamentarios que estaba en la primera línea afirma qué hay tras esta soledad. “Manuel José tuvo la capacidad de acercar a muchas personas de RN y la UDI que veían con simpatía su incursión. Pero a poco andar nos fuimos alejando por su discurso vehemente y virulento contra Piñera. Había una mística que se fue perdiendo”.

La principal crítica es hacia su equipo, que lidera el actual alcalde de Puente Alto, Germán Codina. “Hubo ex ministros, personeros de la campaña de Macri y profesores de la UC que se ofrecieron para apoyarlo en su campaña presidencial, pero él los rechazó. No tiene capacidad de formar equipos”, dice un dirigente de RN que lo conoce de cerca.

—Hay que preguntarse por qué hace más de un año había seis diputados interesados y hoy hay uno, veinte alcaldes,  y hoy uno o dos— dice Leopoldo Pérez, el único diputado que sigue con él, pero con quien no se junta desde hace un mes. Agrega: “Le sugeriría a él y sus asesores reenfocar el tema para ver las fallas. Ojalá él vuelva a ser el mismo, con su lenguaje simple, jovial y alegre. El Cote que todos conocemos. No sé en qué minuto se puso amargo, quizás está cansado”.

En la familia del candidato, las aguas están divididas. Su hermana Ximena tiene un rol central en su postulación. Roberto, su hermano que preside el directorio del Instituto Libertad e histórico dirigente de RN, apoya a Piñera.

—El resto creo que me apoya a mí, mis papás están conmigo full. No ha sido tema entre nosotros, somos libres. En esta campaña no hemos tenido tiempo de hablar de política, y no hablamos de política en almuerzos familiares. Que él esté con Piñera no me da rencores.

—Ud. no genera afectos en gran parte de la derecha por sus críticas a Piñera.

—Cuando yo digo que un presidente no puede tener paraísos fiscales, problemas con la justicia, no lo digo por Piñera, sino por todos. Él es una buena persona, no tengo nada contra él. Yo soy duro porque creo que él y Chile Vamos cometen un error inmenso: Piñera no le gana a Guillier. Yo sí le gano. Y si Piñera le gana, con la forma que tiene de gobernar, si no hace un cambio real, en cuatro años más el Frente Amplio gobierna este país.

—Ud. dijo que está dispuesto a votar nulo. ¿No habrá balconazo el 3 de julio?

—No, si pierdo voy a saludar a quien gane.

—¿Va a ser un apoyo como el que ME-O dio a Frei?

—No, yo no apoyo a medias. Ahí veré.

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