El miércoles de la semana pasada la tradicional reunión de la mesa directiva del Frente Amplio, que se realizó en la sede el Partido Humanista, tuvo una invitada estelar. La flamante ganadora de la primaria Beatriz Sánchez asistía por primera vez a dicha instancia. Luego de escuchar pacientemente las reflexiones de cada uno de los 12 representantes de los partidos y movimientos que conforman el conglomerado, tomó la palabra. Con firmeza, tono duro, y claridad pidió mayor organización y apoyo para la campaña que se viene de aquí al 19 de noviembre. La candidata alzaba la voz. No todo era como se lo habían pintado.
“Si queremos constituirnos en una alternativa para gobernar, tenemos que tener la capacidad de concretar una fuerza electoral” dice Sharp
Según varios cercanos a la periodista, una v ez pasada la vorágine y la adrenalina de su proclamación y de la campaña de primaria, Sánchez comenzó a darse cuenta de que, pese a todo el entusiasmo reinante, el naciente Frente Amplio funciona aún de forma artesanal. Sin una estrategia clara. Algo lógico, porque la mayoría de quienes forman parte de su comando poco y nada saben de campañas políticas. Y eso lo fue notando en la poca preparación que, por ejemplo, había para las salidas a terreno, comentan desde su entorno. Muchas de estas salidas eran improvisadas, en donde a veces la candidata llegaba prácticamente sola a repartir volantes. Y también en otros acontecimientos, como lo que pasó con su controvertida entrevista en revista Paula, en donde —erróneamente— calificó de totalitario el gobierno de Salvador Allende, lo que estalló como una verdadera bomba de racimo para la izquierda del Frente.
Pero la candidata lo que quiso decir exactamente apuntaba al rol del Estado y que éste no necesariamente debe abarcarlo todo; lo que malamente la llevó a ocupar el término Estado totalitario. Pero lo cierto es que ese hecho reveló dos cosas: la falta de un equipo más preparado de asesores que la apoyen en sus entrevistas en los medios de comunicación, y el tibio respaldo que sintió de parte de alguna parte del Frente ante el error cometido a tan sólo horas de las primarias.
Con todo este escenario, y ante la demanda de mayor orden por parte de Sánchez, ya se esbozan las primeras líneas para fortalecer las relaciones entre el comando y los partidos y movimientos que conforman el Frente —lo que hasta ahora tampoco fluye demasiado—, surgiendo la posibilidad de crear una figura más estructurada que ordene la campaña en un comité político y programático de campaña con vocerías más permanentes y con figuras más reconocibles. —El desafío que tenemos es generar las condiciones para ponernos a disposición del comando y de nuestra candidata, fortalecer la relación de los candidatos al Parlamento con el comando presidencial y desplegarnos territorialmente por todo Chile—complementa la vocera del conglomerado, Karina Oliva.
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Tras las primarias, en el Frente resurgió nuevamente el debate sobre la identidad y la proyección política del conglomerado. Y respuestas para esas preguntas, hay muchas y diversas. Por un lado están quienes creen que lo más importante es ir a ganar la presidencial y las parlamentarias. Allí se encuentran movimientos como Revolución Democrática, Movimiento Autonomista y Poder, entre otros. Para ellos lo importante es llegar a la cima de votos, superando el millón y medio, acompañado de una bancada parlamentaria que supere los diez escaños. Por otro lado están las filas más tradicionales que apuestan por la elaboración de una estructura política que trascienda al resultado electoral. Por ese flanco, están Izquierda Autónoma, Igualdad, Libertad. Y así lo cree el candidato a diputado de IA Francisco Figueroa: —Lo que está en juego es conformar una fuerza política nueva, irreductible a los moldes de la transición, no sólo juntar votos. Por eso debemos plantear con nitidez cuál es nuestro proyecto de país y no tener miedo de confrontar a la Concertación, contando con vocerías que reflejen mejor la diversidad del FA y estén dispuestas a ponerles el pecho a las balas—.
Ese debate recién comienza y no tiene, por ahora, una sola voz.
Y dentro de todo ese escenario, el panorama se torna un poco más complejo al momento de definir cómo entrará al ruedo para esta segunda fase Alberto Mayol, quien en la campaña de primaria tensionó al Frente con un discurso marcadamente de izquierda, de esa izquierda dura, más tradicional. ¿Cómo conviven esos mundos para generar una identidad reconocible para el elector? Es aún una incógnita. Pero es algo que para la gran mayoría debe resolverse luego, para que la candidata pueda presentar al país un discurso claro, directo y sin ambigüedades. Aunque para que se logre aquello hay otra piedra de tope, más allá de estas divisiones ideológicas y de fondo, y apunta a que el programa presidencial aún está en etapa de desarrollo, pues según la metodología que el Frente aprobó, las prioridades temáticas se expondrán cuando termine el proceso participativo programático que, por estos días, se encuentra en una difusa etapa de sistematización de ideas. Para algunos, ese sistema más que ayudar complicará las definiciones que pronto deberá comenzar a mostrar la candidata.
Beatriz Sánchez hizo un llamado a los dirigentes del Frente Amplio para que se genere una campaña mejor estructurada
Este ambiente se recarga con tensiones que también se provocan por las incipientes luchas internas de poder, aunque desde sus filas tratan de no caer en estas típicas peleas políticas. Pero lo cierto es que otro nudo que existe dice relación con los excesos de personalismos de algunos emblemas de la campaña, representados en Revolución Democrática y el Movimiento Autonomista, y sus dos principales figuras, Giorgio Jackson y Gabriel Boric. No son pocos quienes ven que ellos finalmente manejan los hilos. A lo que se suma el propio frente interno de RD que aún no resuelve del todo su rol en el actual gobierno de la Nueva Mayoría.
Y para sumar un último eslabón a este panorama posprimarias, el tema de las denuncias por afiliaciones irregulares, que se produjo el 2 de julio, ha mantenido la atención del Frente, pues la consigna es que si se comprueba algún tipo de irregularidad de alguno de los miembros de la coalición, ésta debe ser sancionada de la forma más drástica, que es la expulsión del conglomerado. La investigación está radicada en el Servicio Electoral y se espera prontamente su resolución.
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El alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, ha sido bastante crítico del proceso que lleva adelante el Frente Amplio y en esta ocasión hace un llamado para que recojan sus opiniones en base a la experiencia que le significó doblarle la mano a la Nueva Mayoría y a la derecha en la elección municipal pasada. Para el joven edil la pregunta central que se debe hacer es cómo construir una verdadera fuerza social, ciudadana y electoral que logre encantar a los desencantados de la Nueva Mayoría.
—Si queremos constituirnos en una alternativa para gobernar Chile, tenemos que tener la capacidad de generarf una fuerza de movilización electoral, y eso supone esta idea que formamos acá en la primaria ciudadana en Valparaíso, y que es convocar a los que no están en dos grandes líneas; a quienes aún no ven al Frente como una herramienta, a ese grupo de gente que marcha por No + AFP, o que lucha en las comunas por sus demandas. Ese grupo tiene que vernos como una herramienta de proyección política y para eso aún falta mucho —dice Sharp.
Su fórmula apunta a trascender las organizaciones y partidos para crear una cultura frenteamplista en los territorios, con una verdadera orgánica que logre acompañar la candidatura de Beatriz Sánchez, bajo una identidad propia del Frente Amplio que apunte también a un entendimiento con el mundo de la Nueva Mayoría que está en las bases. En ese mundo, afirma con convicción, hay que dar una lucha.
—Si el FA quiere ser gobierno, tiene que construir una mayoría, electoral, política y social, y parte de la ecuación que supone aquello, tiene que ver con lo que sucede con la izquierda chilena: no solamente como estructura política, sino también como propuesta cultural. El FA tiene que desarrollar la inteligencia para saber relacionarse con ese mundo. No podemos estar con ellos a punta de insultos, descalificaciones y decir que son unos vendidos. No. Y eso está aún presente en el FA que tiene lógicamente un componente propio de la movilización estudiantil que construyó un ethos, que aceptamos, fuimos parte de eso, pero hoy debemos madurar y generar las condiciones para el entendimiento con esos votantes, pero que ello se dé en base a lo que el Frente propone.
Quien también enfatiza en esta idea de una llamada cultura frenteamplista es Rodrigo Ruiz, miembro de la mesa nacional del Movimiento Autonomista:
—Debemos generar las condiciones para un entendimiento de la centroizquierda, pero desde una hegemonía transformadora. El electorado que piensa votar por Guillier puede votar por nosotros y ahí debemos salir a disputarlo en el territorio. El peligro viene más por las peleas entre las directivas partidarias. ¿Y cuál sería el antídoto para eso? Que haya una militancia frenteamplista mayoritariamente grande—.
Con todo, Beatriz Sánchez pasa unos días de descanso en la costa, pensando en los cambios y giros que debe tener su campaña para entrar en serio a la pelea por la primera vuelta. Algo que según los últimos sondeos no parece una quimera; pero que para que sea realidad aún requiere de una estructura más salida de campaña, que mejore el diálogo entre el comando y los partidos y que nutra de una red de apoyo a la candidata. La tarea del Frente está lejos de haber terminado.