Por Víctor Hugo Moreno Agosto 16, 2017

¡Es la política, estúpido, la política!

El Frente Amplio al inaugurarse oficialmente como conglomerado político en enero de este año tenía una consigna amarrada al brazo: “somos distintos, nosotros estamos para pensar ideas y acabar con la vieja política”. Un sentimiento transparente, incluso noble, pero algo ingenuo. Todo el espectáculo vivido estas últimas semanas con el caso Mayol no hace otra cosa que demostrar que este grupo de jóvenes, muy jóvenes, que buscaban romper el duopolio se los fueron poco a poco comiendo las ansias de poder. Y qué pasa cuando el poder asoma como una ventana fácil de abrir: surgen las malas prácticas. Esa que hace gastar tintas de diarios más en pugnas internas que en ideas. El Frente Amplio hoy no tiene programa, pocas ideas, y sí muchas pugnas. Nada muy distante, en todo caso, al panorama de sus vecinos (Nueva Mayoría, Chile Vamos) aunque ellos ya están acostumbrados. Ya tienen experiencia.

Un dirigente frenteamplista expresó de este modo lo ocurrido en este martes negro: “no se han ganado batallas sin bajas”; mientras que otro militante —con rabia y pena— calificaba de “desastroso” todo el espectáculo que se estaba mostrando en lo que debía ser un tranquilo día feriado. Palabras más, palabras menos, lo cierto que todo esto parte por una búsqueda de cupos, pero también por egos y en un último lugar por diferencias más de fondo, ideológicas.

Alberto Mayol luego de haber participado en las primarias legales del Frente Amplio sintió el derecho de elegir a dedo su futuro político. Ese es el comentario que más se escucha dentro del Frente, como también en el entorno mismo de la candidata presidencial Beatriz Sánchez. Y empezó a buscar opciones, una senatorial por Valparaíso o bien alguna diputación en la Región Metropolitana. En la Quinta Región no encontró mucho eco, por lo que sus miradas llegaron a la capital y a lo más práctico: el distrito 10 donde vive. Incluso rechazó un cupo que el RD Renato Garín se lo “regalaba” en el distrito 14. No, el sociólogo se obsesionó con el 10. El tema es que allí habían acuerdos pactados, porque, además, ese lugar no es cualquiera: es el terreno de Giorgio Jackson. Nadie entra tan fácil a su feudo. Como el nuevo sistema electoral dificulta los subpactos entre partidos, para asegurarse, Mayol, debía ir por el pacto RD y arrastrarse con el actual diputado, lo que significaba que la compañera acordada de lista de Giorgio, Natalia Castillo, técnicamente desaparecía del mapa. Y acá es donde el escenario alcanza ribetes de serie televisiva de Netflix: llamados telefónicos, filtraciones de audios, amenazas, batallas y todo lo más oscuro de la política. Comenzaron las operaciones y las maquinarias pesadas entraron en acción. Maquinarias que aún aguardan entrar nuevamente, pues Mayol insistirá hasta el final en su idea de postular por el Frente Amplio y por ese mismo distrito. Es una decisión que aún se puede remediar fue el concepto que expresó en su conferencia del martes por la noche.

Pero bien, tampoco todo se puede resumir a esas nebulosas escenas de series de TV; también hay algo un poco más de fondo y una incomodidad ideológica con Mayol que está presente en gran parte del Frente Amplio que ven en él una resaca de izquierda oxidada que no está  precisamente en sintonía con la identidad que pretende construir el conglomerado que nunca se ha declarado oficialmente de izquierda. Y a ello se suman viejas rencillas teóricas en torno al movimiento estudiantil de 2011 y su tesis del quiebre del modelo, para nada compartida por gran parte de ese movimiento que hoy son quienes toman las decisiones del Frente. Allí también hay un espacio de pugna, pues Mayol se atribuye un rol dentro de ese movimiento social que los protagonistas no comparten ni tampoco valoran del todo. Sumado a que muchos en el Frente creen que Mayol no tiene cultura de coalición, pues actúa más bien sólo por su propio interés, lo que lo transformaría en un parlamentario difícil de domar en el Congreso.

Con todo esto: ¿Qué dice la candidata? Optó por jugársela por la épica feminista, argumentando que la actitud de Mayol con Castillo, con supuestas amenazas de por medio, iba contra toda la forma de hacer política que el Frente buscaba. Las palabras de Sánchez calzaban perfectamente con el estilo asumido por Carolina Goic cuando sacó del camino al diputado Rincón. Impresentable fue el concepto usado.

La periodista tiene ahora un gran desafío por delante que es buscar la armonía y la paz en un Frente revuelto y lleno de intrigas internas. Beatriz Sánchez tendrá poco tiempo para intentar recuperar la confianza que la gente comenzaba a mostrar por este proyecto frenteamplista que prometía una nueva forma de hacer política. La candidata deberá liderar y controlar los egos de este grupo de jóvenes que, pese a renegarlo una y otra vez, buscan—al igual que todos los políticos— el ansiado poder, porque la verdad de las cosas y basta leer cualquier manual básico de ciencias políticas , ¿Para qué se está en política sino es otra cosa que para tener poder? Poder que esta semana salió al ruedo sin tapujos, causando la primera gran crisis política de este nuevo y joven experimento político.

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