Por Victor Hugo Moreno. Septiembre 15, 2017

En el patio de los cañones, en el Palacio de La Moneda, el mundo de la centroizquierda estaba presente el lunes 11. Era la sentida conmemoración del aniversario del quiebre de la democracia en 1973. En primera fila estaban los candidatos presidenciales: Alejandro Guillier, Carolina Goic, Beatriz Sánchez y Marco Enríquez-Ominami, e incluso un José Antonio Kast. Emocionados, aplaudieron al homenajeado presidente caído, Salvador Allende. Esa mañana se vio a Guillier y a Sánchez conversar animadamente durante algunos minutos. Un testigo relata que, al momento de la despedida, el senador le dijo al oído a la candidata del Frente Amplio (FA) que a Piñera se le va a ganar. Ese es, al menos, el objetivo central de Guillier, pero no el de Goic. Ella no participó de la conversación y, alentada por los últimos números de la encuesta Adimark (7% de apoyo en votante probable), centrará sus esfuerzos en robarle votos al propio Guillier. Su objetivo, por ahora, no será Piñera. En la DC aún sueñan con pasar a la segunda vuelta en la elección del 19 de noviembre. Setenta días tienen para dar vuelta el tablero.

Goic, alentada por los últimos números de la encuesta Adimark (7% de apoyo en votante probable), centrará sus esfuerzos en robarle votos al propio Guillier. Su objetivo, por ahora, no será Piñera.

La centroizquierda vive su momento de mayor desorden e incertidumbre desde el retorno a la democracia, donde la Concertación aglutinó bajo su filas a gran parte de ese mundo. El objetivo en esos años era muy claro: recuperar la estabilidad democrática de Chile y pasar de una economía centrada en el neoliberalismo más puro y crudo hacia una economía social de mercado. Crecer con igualdad, crecer con equidad fueron las consignas. Bajo esos lineamientos se cobijó el mundo progresista. Por esos años había una identidad común, pero vino el agotamiento, el cansancio de una Concertación que, poco a poco, comenzó atomizarse. El golpe de gracia: Piñera fue elegido presidente de 2009. La centroizquierda debía rearmarse. Encontrar nuevamente ese lugar común que se comenzaba a extraviar. Y así lo hizo con el retorno de Michelle Bachelet en 2014 bajo la consigna de ampliar su base electoral. Fundó la Nueva Mayoría (NM) y el Partido Comunista —siempre por fuera— entraría a integrar este nuevo experimento del mundo progresista. Sin embargo, a poco andar el nuevo gobierno fue perdiendo el rumbo y su identidad. Entre varios factores, incidieron la convivencia de democratacristianos y comunistas en La Moneda. Se rompió el clásico pacto electoral con la presentación de dos candidaturas presidenciales para la primera vuelta. Las divisiones y el desorden se hicieron evidentes. Hoy cada candidatura navega por aguas separadas. Esto se hará sentir con fuerza a partir del próximo 20 de septiembre, cuando comience oficialmente la primera parte de la campaña en radio, prensa escrita, televisión y en espacios públicos con actividades y brigadistas. Por ahora, las estrategias son muy distintas, muy lejanas a la concreción de un acuerdo. Eso por ahora, después del 19 de noviembre, fecha de la primera vuelta electoral, todo puede cambiar, aunque sólo sea un pacto para salvaguardar el estatus de partidos oficialistas.

 

Operación Goic

El lunes pasado una frase pronunciada por Carolina Goic en una entrevista con Ahora Noticias de Mega encendió algunas alarmas. Dejó abiertas algunas interrogantes.
—Llegado el momento nos vamos a poner de acuerdo para una segunda vuelta—dijo la candidata. De inmediato algunas lecturas apuntaban a que la senadora DC incluso podría estar pensando en bajarse antes de tiempo, para despejar el camino a su contendor Alejandro Guillier, quien, según las encuestas (CEP, Cadem, Adimark), sigue siendo el más competitivo para disputarle la banda presidencial al empresario y ex presidente. Sin embargo, dicha lectura es la más lejana de la realidad, aclaran desde su comando, descartando de plano cualquier tipo de reunión oficial o extraoficial con los partidos que apoyan a Guillier, en vías de apurar cualquier tipo de acuerdo. Eso, por ahora, no está en los planes de la DC. Es más, la candidata ya prepara toda su artillería pesada para el inicio oficial de la campaña, teniendo como principal flanco justamente al senador Guillier. Esa es su estrategia.

La DC reforzará la idea de que el crecimiento económico debe ser un tema central: “No satanizar al mercado”, afirman en el comando de Goic. Ese será uno de los puntos en donde emplazarán a Guillier para que sincere su postura.

Goic reforzará la idea de que el crecimiento económico debe ser un tema central: “No satanizar al mercado”, afirman en su comando, será una idea fuerza, y ese será uno de los puntos en donde emplazarán a Guillier para que sincere su postura. En la DC creen que se debe brindar una sensación de seguridad y estabilidad sin espacios para nuevas arengas pro retroexcavadora. Muy al estilo de lo que pretendía hacer Ricardo Lagos, afirman desde la falange. Y, en ese sentido, uno de los conceptos que se utilizará es dar la idea de que Goic no reniega del pasado, y mucho menos de la Concertación. Otro punto en donde esperan sacar al pizarrón al senador por Antofagasta es en seguridad ciudadana. Allí, Goic destacará que la DC impulsó la agenda corta antidelincuencia, a diferencia del periodista. Otro de los puntos con que la candidata intentará sacar partido es en el tema de la probidad, sobre todo a raíz de las cuestionadas asesorías parlamentarias que se dieron a conocer del senador (el escándalo por los informes copy y paste). Allí, Goic intentará dar un golpe y marcar diferencias.  La DC apostará por mostrar la calidad de su candidata y de sus propuestas, destacando la seriedad, el realismo y la moderación de sus ideas. Todo ello acompañado de un nuevo aire que tendrá, mostrándola más activa, con más ganas que Guillier, pues no son pocos quienes ven en el senador una falta de fuerza y de entusiasmo.

Pero también vendrá un cambio de eslogan para dejar atrás la “Patria Resiliente”. Aunque en este punto, desde su comando  aclaran una cosa: la frase fue creada y pensada justamente bajo la lógica cierta de que fuera criticada, la idea era dar un golpe mediático que, a juicio de sus creadores, se logró. Pero ahora llegó el momento de dar un giro, que se espera se haga poco antes del 20 de septiembre en algún acto en el cual se relance la campaña.

Todo este escenario se completa con la instalación de cuatro grandes ejes temáticos en los cuales se centrarán las propuestas de Goic: recuperar el Estado ético; reinstalar el diálogo como práctica política; la autonomía y el respeto por las instituciones, y la descentralización del país. Cuatro ejes que apuestan por brindar certezas en diferentes áreas como la economía, la salud y la seguridad ciudadana.

Para dar sentido y forma a la campaña, la DC desplegará toda su infantería electoral a lo largo del país, de la mano de los 254 candidatos a senadores, diputados y cores, quienes próximamente aparecerán en folletos de campaña junto a la senadora, para dar a conocer sus propuestas en cada rincón de Chile. Y para ello, la candidata sumó algunas buenas noticias con la aprobación de un crédito bancario por 600 millones de pesos, más una inyección del partido de 200 millones, lo que le permitirá disponer de recursos para ese importante despliegue.

Con todo, Goic piensa sólo en escalar y escalar. Según encuestas internas que manejan en el partido, la candidata ya estaría bordeando el 10%, lo que a 70 días de la elección, les permite un crecimiento exponencial de su opción. Hoy en la DC están convencidos de que la operación Goic recién comienza y que, pese a las dudas iniciales, esta candidatura no es testimonial, como muchos pensaban. De ese optimismo da cuenta el vicepresidente de la DC, Matías Walker:

—Por ahora estamos trabajando con todas las fuerzas en la primera vuelta de noviembre, ese es nuestro foco, porque estamos convencidos de que la candidatura de Carolina Goic es la mejor opción para la centro izquierda. Y, tal como ella dijo, lo que pase en segunda vuelta ya se verá, pero falta para eso—afirma el diputado.

 

Operación Guillier

Mientras ella centra sus miradas en arrebatarle el espacio a Guillier, este mira hacia otro lado: Piñera es el único objetivo. Dentro de su comando existe la certeza de que la DC se subirá al carro de Guillier, quien es, hoy por hoy, el candidato más competitivo de la centroizquierda y lo seguirá siendo, comentan desde su círculo de campaña.

Dentro de su estrategia, está la de fortalecer el concepto de que Guillier da confianza, e insistirán en esa idea, pese al incidente de las asesorías parlamentarias. Mientras, otro ítem que será clave y reiterativo en sus propuestas es que su candidatura es la única que puede terminar con los abusos.

Pese a la intención del PC de unir a la centroizquierda y apoyar a quién sea en segunda vuelta, la realidad es más compleja. A muchos en la DC les incomodan los comunistas.

Sin embargo, toda esta estrategia ha resultado difícil de estructurar. Para nadie, tanto dentro como fuera de su equipo, son  un misterio las tensiones que se han producido entre su comando y los partidos que lo apoyan. Su propio coordinador político, el radical Osvaldo Correa, no fue alertado oportunamente por parte de su comando de campaña, liderado por Enrique Soler, sobre la inminente publicación del reportaje de las asesorías.

Las tensiones entre ambos equipos han estado presentes desde que se inició la aventura presidencial del ex hombre ancla de las noticias. Un dirigente de La Fuerza de la Mayoría explica que esta dificultad se produce, en gran medida, porque a la candidatura de Guillier siempre le ha faltado política, de la cual el senador constantemente rehúye. A muchos dirigentes de los partidos que lo apoyan (PPD, PS, PC, MAS, IC, PR) les ha incomodado esta postura, aunque ya se han terminado acostumbrando, comentan en sus filas. Finalmente, “es lo que hay” y tiene el apoyo ciudadano. Con ese diagnóstico sobre la mesa, no queda otra que seguir adelante.

Durante esta semana, Correa intensificó el diálogo con el comando y los parlamentarios de los partidos, con una cargada agenda  de reuniones de planificación para el inicio de la campaña. El hotel San Francisco se ha convertido nuevamente en el principal centro neurálgico de las reuniones, con el fin de coordinar mejor la candidatura, que por estas últimas semanas se ha estancado en las encuestas. Subir los números es el gran desafío. Y lo que viene ahora será un completo despliegue territorial por Chile con la infantería de los partidos como arma central. La idea, explican desde su comando, es potenciar un discurso más cercano, que le brinde más solidez al candidato y lo muestre como alguien con liderazgo.

Pero en el entorno de Guillier se dice que es necesario empezar a repensar lo que podría significar un acuerdo programático pasado noviembre. Es algo que creen se debe construir para enfrentar la segunda vuelta con una centro izquierda unida que le pueda hacer el peso a Piñera. Acuerdo en donde el Frente Amplio se ve también como una opción, como comenta el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier:

— No sé si están las condiciones hoy en día para llegar a un acuerdo con la DC, pero debiesen darse, lo otro es abrirle paso a la derecha. Y el Frente Amplio debiera también estar, pero antes de la primera vuelta es difícil, porque cada uno quiere ganar en la primera. Una vez que tengamos los resultados tenemos que ponernos de acuerdo en serio. Nosotros en el PC hemos dicho que vamos a apoyar a quien pase a la segunda vuelta del mundo de la centroizquierda, sea quien sea—dice.

Sin embargo, pese a esa intención del PC de unir a la centroizquierda y apoyar a quién sea, la realidad es más compleja. A muchos en la DC les incomodan los comunistas. Jorge Burgos, coordinador político de la campaña de Goic, ha dicho en reiteradas oportunidades que se debe revisar la alianza con el PC. Si llegase a ser Beatriz Sánchez la ganadora de la primera vuelta, el quiebre sería inminente. En la DC saben que bajo ese panorama, muchos falangistas apoyarían a Piñera.

Con todo, el mundo de la centroizquierda vive una elección dividida en su alianza más clásica fundada en la antigua Concertación, y ahora también la antigua Nueva Mayoría. Son dos fuerzas que han sincerado sus diferencias, tensionadas por ideologías históricamente opuestas, pero que en los años 90 encontraron un proyecto común exitosamente. En una eventual segunda vuelta, sin embargo, y aunque sea sólo bajo la consigna de un nuevo y renovado pacto electoral, todo podría ocurrir . Y la centroizquierda chilena tiene demasiada experiencia en eso

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