Por Víctor Hugo Moreno Octubre 20, 2017

El escenario elegido: el ex Congreso Nacional. Allí con audífonos en las orejas —para otorgar el ambiente adecuado de formato radio— los ocho candidatos presidenciales se enfrentaron en el debate organizado por ARCHI. Como de costumbre los tiempos para contestar eran cortos, lo que desembocaba en las clásicas discusiones entre presidenciables y periodistas: los primeros alegando que los dejaran responder; mientras que los segundos emplazando a que respondieran las preguntas. Pero para no eternizar estas disputas la organización optó por una decisión salomónica: cortar el micrófono cuando se acababa el tiempo de respuestas.

Pero más allá de esto, el debate tuvo un tono más de confrontación, mucho más que el primer encuentro organizado por la ANP hace algunas semanas en Valparaíso. El guante blanco se dejó en casa y ya hoy, justo el día en que comienza la franja televisiva y la propaganda en espacios públicos, los aspirantes al sillón presidencial se mostraron más incisivos, incluso agresivos.

El hecho que seguramente quedará en el registro de la historia como uno de esos momentos de culto, raros o derechamente freaks, fue las monedas lanzadas por el candidato del partido País Alejandro Navarro a Sebastián Piñera. Por la radio el sonido de las monedas tiradas sobre la mesa se escuchó con fuerza.

—Piñera aparece como un candidato vulnerable, entonces yo le quiero decir al candidato vulnerable: ahí tiene plata para poder financiar la campaña— dijo Navarro para acto seguido lanzar las monedas. De inmediato, el moderador del foro pidió compostura a los candidatos.

Piñera, luego de terminado el encuentro, calificó como una ordinariez y falta de respeto esta particular perfomance.

Lo cierto es que con esto hecho, seguramente, Navarro será tendencia en las redes sociales y logrará ser un poco más conocido. Una irreverencia pensada para estar en primera línea. Nada más ni nada menos que eso.

Pero también los demás candidatos subieron el tono con el flanco Piñera. Meo lo trató de mentiroso, Carolina Goic  lo acusó de faltar a la verdad en torno a su votación en la ley de pesca, mientras que Beatriz Sánchez le enrostró la formalización de uno de sus ex ministros, Pablo Longueira.

Piñera incólume —y con su discurso de siempre, muy bien aprendido— sorteó cada uno de estos emplazamientos.

Todos saben que el ex presidente lidera las encuestas y corre con la primera ventaja. Por ello, ahora que comienza un nuevo período de campaña, no será raro ver que los demás candidatos  —incluido el otro representante de la derecha José Antonio Kast—, apunten contra él. Por algún lado esperan encontrar alguna debilidad, aunque el ex mandatario sabe muy bien cómo evadir cada misil. A Piñera no le entran balas y de alguna u otra forma se mantiene en pie.

Por el lado de la centroizquierda varios recados se mandaron entre el representante de la Fuerza de la Mayoría, Alejandro Guillier , Carolina Goic, de la DC, y Beatriz Sánchez, del Frente Amplio, respecto al tema del momento: el acuerdo para segunda vuelta. El senador llamó a esperar lo que ocurra en lo que curiosamente calificó como las “primarias” del 19 de noviembre para después pensar y analizar los posibles acuerdos. Goic lo invitó a debatir a lo largo de Chile los diferentes temas y diferencias como, por ejemplo, las concesiones hospitalarias. Mientras que Sánchez, apelando a una analogía futbolera, llamó a jugar primero la semifinal antes de pensar en la gran final.

Ninguno de los candidatos de la centroizquierda quiere asegurar nada. El ambiente sigue raro y algo nebuloso, aunque lo más seguro es que, pese a todo, finalmente ese acuerdo  tarde o temprano llegue con el fin de no perder la siempre llamativa opción de ser gobierno. Será, entonces, cuestión de tiempo.

Así este debate fue un poco más allá que los anteriores. Cruzó algunos límites. Cada candidato comienza a mostrar todas sus cartas en esta recta final. Habrá que ver cómo reacciona la ciudadanía y qué interés tenga en estas elecciones presidenciales que, pese a todo por ahora, no parecen importarle mucho a la gente, al ciudadano de a pie. Pero queda un mes y en política un mes es mucho tiempo. Todo puede pasar, pero lo claro es que ahora sí ya empezó con todas sus letras la carrera por La Moneda.

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