Por Victor Hugo Moreno. // Fotos: AGENCIAUNO Noviembre 10, 2017

El pasado lunes, en el tradicional comité político de ministros y partidos de la Nueva Mayoría realizado en La Moneda, se puso sobre la mesa de trabajo un incómodo tema, pero que tarde o temprano se debía enfrentar. Corre el reloj y ya resulta imposible mirar hacia el lado: ¿cuál será la postura del oficialismo la noche del 19 de noviembre? Como todo tema incómodo se estaba postergando una trascendental conversación que podría definir el futuro de la centroizquierda.  Y ahora llegaba el momento.

El ministro del Interior, Mario Fernández, y la vocera, Paula Narváez, escucharon al presidente del PPD, Gonzalo Navarrete, quien expuso la necesidad de establecer un diálogo entre los partidos y La Moneda para que esa noche no exista espacio a la improvisación. En cualquier escenario —algunos más catastróficos que otros —se debe mostrar una señal de unidad al país entre la Democracia Cristiana y la Fuerza de la Mayoría (PPD-PR-PS-PC-IC-MAS). O, cuando menos, mostrar un mínimo de coordinación entre los bloques que integraron la Nueva Mayoría. Pareciera ser algo fácil de lograr, aunque dado el magro historial de comportamiento de los partidos oficialistas, puede resultar casi una tarea titánica.

¿Qué cosas se quieren evitar? Por ejemplo, que algunos DC presenten inmediatamente su apoyo a Alejandro Guillier, mientras que otros mantengan silencio. Una imagen que podría incomodar —en especial a la candidata falangista Carolina Goic— es, por ejemplo, que el grupo de 33 diputados DC firmantes de la controvertida carta de acuerdo post segunda vuelta (liderados por Yasna Provoste) aparezcan esa noche junto al senador. O, por el contrario, que esa velada el senador se muestre sin grandes apoyos del mundo de la ex Concertación y Nueva Mayoría. Esa imagen de soledad podría ser letal para el periodista y reflejaría que la carrera por la segunda vuelta estaría perdida. Las señales en política siempre son importantes. No se puede dejar nada al azar.

La Nueva Mayoría prepara una serie de reuniones con La Moneda antes de las elecciones para definir una postura y no improvisar la noche del domingo 19

—Hay que preveer los escenarios y vislumbrar cuáles serán las conductas que debiésemos tener como conjunto ante los distintos escenarios: del resultado más óptimo al peor y eso no se puede improvisar el día 19 en la noche. Existe la obligatoriedad de proyectar qué se hará en cada uno de los casos,  sea en un escenario de oposición en el que debemos tener una plataforma básica, o si se gana, analizar los avances por realizar— comenta el presidente del PPD, Gonzalo Navarrete.

Para que esa noche exista poco espacio para la improvisación, este lunes 6, en el salón Entre Patios de Palacio, se resolvió que tres días antes del 19, cuando ya haya terminado la campaña, habrá reuniones privadas entre los presidentes, secretarios generales de los partidos y representantes de La Moneda. El objetivo será  anticipar escenarios, algo que hasta ahora, no se ha hecho con la profundidad necesaria.

El factor Democracia Cristiana es parte de la incertidumbre, y depende de cuál será la votación que logrará su candidata y del resultado electoral DC en la parlamentaria. Estos dos elementos determinarán la posición en la que Goic quedará para negociar un acuerdo de respaldo a Guillier para una segunda vuelta. En la Nueva Mayoría estiman que no deberían ser muchas las condiciones que pondrá sobre la mesa la DC. El lunes 20 de noviembre ese partido realizará el trascendental Consejo Nacional en el que se cree que se le pedirá al candidato Guillier no satanizar las concesiones hospitalarias, mantener el millón de pesos por recién nacido (que se depositará en una libreta de ahorro), y algunas de sus iniciativas entorno al Sename. Estas podrían ser algunas condiciones programáticas claves para un acuerdo, adelantan desde la NM. Nada muy ideológico o de fondo, aunque todo depende de los resultados y ahí todavía hay un margen de error.

Con todo, el análisis político en la NM apunta a la cada vez más cierta posibilidad de pasar, nuevamente, a ser oposición. En ese escenario —el más probable para muchos— la centroizquierda vivirá un fuerte remezón que podría alterar su actual composición y la manera de enfrentar, desde el Congreso, al gobierno de Piñera. Se podrían generar dos tipos de oposición: una beligerante y otra dialogante. Todo ese panorama, por muy molesto que resulte, ya se empezará a discutir horas antes de ese 19/11. Serán intensas jornadas y grandes las definiciones que habrá que adoptar.

Para el académico de la Universidad de Talca Mauricio Morales las alternativas para la centroizquierda, ante su inminente paso hacia la oposición, son las siguientes:

—En la práctica podría haber 3 oposiciones: DC, NM y Frente Amplio. Es difícil que esa oposición funcione como un cuerpo organizado, cosa que podría facilitar el triunfo de la derecha en 2021. Importante será el rol de la DC, dado que verá deprimida su masa de diputados y será un partido cuantitativamente menos relevante. Dependerá de sus dirigentes transformarse (o no) en una oposición bisagra—.

En tanto, para la centroderecha el escenario post 19/11 podría depender de las lealtades hacia la figura de Sebastián Piñera. El analista de la UDD Gonzalo Müller explica que las tensiones existirán en torno a ese factor:

—Cuando RN dice en su campaña: vota Piñera, vota RN, le está haciendo la pega más fácil a Piñera. No importa mucho quién es el candidato, importa que sea de Piñera. La UDI a eso reacciona y habla del equipo de Piñera. En la centroderecha la tensión vendrá después por lo que se conoce como el “partido de gobierno”. Los partidos se fundan sobre la base de la creación de lealtades internas y ahí  se verá la lealtad a Piñera—

 

Frente revuelto

En el Frente Amplio están conscientes de que no será nada de fácil poner de acuerdo a las 14 organizaciones que lo conforman con tan disímiles y complejas formasde pensar. Auguran que algunos de estos grupos podrían emigrar luego del 19/11. Según comenta un dirigente frenteamplista, esto no es el “fin del mundo” y está dentro de lo predecible.

Dentro del FA hay sectores que están más llanos a un acuerdo de segunda vuelta o, al menos, a un acercamiento con la candidatura que gane dentro de la centro izquierda. Ser oposición les podría acomodar más que ser gobierno ante un eventual triunfo de Alejandro Guillier. La experiencia de RD con Bachelet no fue de las mejores. Imaginando que serán oposición, varios aspiran a que exista un reflote de los movimientos sociales y que sean las figuras visibles del FA las que lideren este regreso a la calle. Por ello, la bancada de parlamentarios que logren será clave. Ahí deberían emerger liderazgos  junto con los de otras figuras relevantes como la del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp.

Las horas post 19/11 serán fundamentales y una verdadera prueba de fuego de la madurez (o no) que habría alcanzado el FA durante este año, dice el presidente de Revolución Democrática, Rodrigo Echecopar:

—A partir del 19/11 se viene una prueba de fuego para el Frente Amplio, que es su proyección hacia el futuro, y es allí donde las organizaciones debemos tener la cabeza fría. Podemos seguir construyendo una alternativa para los próximos años en Chile—.

Aún es incierto cómo actuará el Frente Amplio. Es un debate —incómodo— que deberán tener, pero que todavía no saben cómo llevar adelante. La candidata Beatriz Sánchez, sin embargo,  no esperará sentada en su casa las definiciones que las orgánicas adopten (si es vencida). Ella sería la que asumiría un rol activo en la búsqueda de acuerdos que definan el futuro del conglomerado.

Serán horas demasiado intensas.

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