El Frente Amplio (FA) tiene la llave de la segunda vuelta y eso Jorge Sharp lo sabe en carne propia. Su teléfono no ha parado de sonar con llamados desde diferentes sectores del progresismo, luego de la gran votación que sacaron Beatriz Sánchez y el FA el domingo pasado. El alcalde tiene claro su voto, pero antes de hacerlo concretamente público espera las decisiones que adopten las orgánicas de los 14 movimientos que conforman el conglomerado. Mientras, analiza —con su ya tradicional estilo autocrítico— el futuro de la coalición ahora que entrarán a las ligas mayores.
Sharp eso sí es claro: el Frente no debe sacar calculadoras para ver si le conviene o no ser oposición a Piñera en vez de Guillier: para él se debe actuar en función de lo que es mejor para el país, y para eso sólo hay un camino posible.
—¿Qué se hace ahora, después de lo que pasó el 19/11?
— Tenemos que tomarnos el resultado del domingo 19 con mucha madurez, con mucha tranquilidad, para precisamente estar a la altura de lo que el país exige. Una primera cuestión que debemos hacer como FA es saber leer bien qué es lo que pasó el domingo. Y si uno lo intentara, cuestión que siempre es complicada cuando hay que hacer análisis profundos, se podría reducir en una frase: la transición en Chile se acabó.
Si queremos apostar para ser una futura fuerza de gobierno, no es suficiente tener representación parlamentaria.
—Ustedes van a tener que asumir un rol de mayor responsabilidad como tercera fuerza institucionalizada. ¿Cómo se plantean siendo oposición?
—En el FA hemos ido logrando un consenso democrático en varias ideas respecto a cómo enfrentar el escenario futuro. Ese consenso parte de un análisis del escenario en base a tres aspectos: primero es que el escenario apocalíptico que había dibujado la derecha con Piñera queda descartado; es decir, hoy día hay una mayoría de chilenos que expresaron en las urnas que quieren ser parte de la senda de los cambios. Si esos cambios han sido suficientes o insuficientes; si hay que ir más allá en algunas áreas, evidentemente, cada quien tendrá su opinión. Nosotros somos críticos respecto al legado de la presidenta Bachelet en varios aspectos importantes del campo de las reformas: educación, tributaria, estatuto docente, laboral. Hay otras cosas en las cuales se avanzaron, como aborto, AVP. La segunda idea es que esta elección te muestra de manera más nítida la crisis del campo de la centroizquierda y la desaparición, o la puesta en irrelevancia del centro político que es la DC. Y en tercer lugar irrumpe una fuerza nueva que en este caso es el FA.
—¿No les convendría ser derechamente oposición a Piñera y desde allí construir la tercera fuerza?
—Sin duda creo que eso sería para el FA incurrir en un grave error al pensar que lo que expresa Guillier y lo que expresa Piñera es lo mismo. Naturalmente, son dos proyectos que tienen diferencias, pero también tienen muchas coincidencias, y eso es lo que nos preocupa.
—Pero pensando en una sociedad que pueda seguir avanzando en derechos sociales sería Guillier la mejor apuesta para el mundo frenteamplista, ¿o no?
— Efectivamente, con Sebastián Piñera no hay ninguna posibilidad para poder impulsarlo. No existen condiciones para poder impulsar algo de esas características, Piñera es la antítesis de lo que estamos planteando. Pero, si están las condiciones en un eventual gobierno de Guillier para avanzar en estas agendas, no lo sabemos.
—¿Cree que Guillier puede cambiar y dar un giro?
—Si uno analiza su campaña es una campaña que no completamente, pero sí una parte de ella, ha estado o estuvo dominada por la forma de entender la política chilena a partir de los códigos de la transición, y lo que quedó demostrado el domingo, es que la transición se acabó.
—Entonces, ¿Guillier y la centroizquierda deberían dar un paso y olvidarse de este mundo un poco más de centro?
—El problema es que entre lo que sucede en las bases, en los electores, en aquellos que creen en la NM, y sus candidatos, hay una desconexión muy grande. Para el F.A. es importante lo que haga el PS, si va a seguir en la misma ruta de los mismos años o va a dar un giro a la izquierda. Sabemos que dentro del PS hay voluntades que hoy día están disputando el hecho de girar al PS hacia la izquierda, y de girar al PS en un entendimiento estrecho, cercano hacia lo que representa el F.A., pero sabemos también que hay otras voluntades en el sentido contrario.
—Pero en concreto, ¿cómo se logra ese entendimiento?
—Nos topamos día a día con votantes de la NM, con militantes de los partidos que apoyan a Guillier, y que creen en lo mismo que nosotros, o nosotros creemos lo mismo que ellos. Pienso que aquí hay un doble problema. Por una parte, que (Guillier) tiene claro lo que tiene que hacer. El tema es cómo. Y ese no es problema nuestro, sino de ellos. Y lo otro es que tienen que resolver el problema interno que tienen. Si la derecha vuelve a ser gobierno no va a ser por responsabilidad del FA.
Si uno analiza la campaña de Guillier, una parte de ella estuvo dominada por la forma de entender la política chilena a partir de los códigos de la transición, y lo que quedó demostrado el domingo, es que la transición se acabó.
—El 29 de noviembre se debería decidir que harán en segunda vuelta, ¿Es importante dar ahí una señal concreta sin ambigüedades?
—La posición que tenga el FA va a ser muy importante para poder construir la identidad. Más que incluso su unidad, sino su identidad en el sentido de que en el FA vamos a tomar esta decisión viendo, así como lo hizo la política durante 25 años, cómo quedábamos mejor parado como fuerza política orgánica, en uno u otro escenario —Piñera o Guillier presidente—, o más bien va a tomar altura para intentar representar en segunda vuelta el anhelo de cambio de millones de chilenos que creyeron en que no solamente Piñera no debía gobernar, sino que definieron una hoja de trabajo, una dirección de construir una sociedad distinta a la que tenemos, diferente a la de la transición. Entonces nosotros nos matriculamos más bien en la segunda opción.
—Ya tiene decidido su voto entonces.
— Yo tengo decidido que voy a ser parte de la segunda opción y espero que el FA también.
—Votar por Guillier…
—Esa segunda opción, a mi juicio, supone muchas cosas. Es que el votar o no por Guillier no es lo central. Tengo claro que en segunda vuelta no voy a votar por Piñera, es un retroceso para el país. Si algún mínimo se logró bajo el gobierno de Michelle Bachelet en materia de reformas, Piñera lo va a acabar.
—¿Cómo ve la madurez que tiene el FA para poder darle una orgánica y estructura a esa bancada parlamentaria, que ya no son 3, sino 20 diputados y 1 senador?
—Todavía es inmadura. En los meses que siguen tenemos que entrar en un proceso de discusión respecto a cuál va a ser el rol en estos cuatro años. Se tiene que actuar bajo un marco estratégico común, y eso aún no está constituido, porque dentro del FA existen diferencias.
—¿Y esa decisión de segunda vuelta puede generar un quiebre?
—Espero que no, lo que lo que se generó, en todo el FA, desde las dirigencias parlamentarias y la base, es una alta responsabilidad por el zarpazo que dimos en la elección.
—¿Da para pensar en La Moneda 2021?
—Retrocedo un par de meses atrás cuando a través de esta misma revista nosotros dijimos algo que insistimos: no vamos a poder gobernar solos. Acá en Valparaíso, la base política, social, cultural, económica, de apoyo de lo que estamos haciendo en la ciudad excede con elocuencia al FA.
—Y eso en el Parlamento ahora va a tener que reflejarse también cuando tengan el poder de incidencia; es decir, el de llegar a acuerdos.
—Sin duda. Nosotros tendremos la capacidad para poder actuar articuladamente con otros actores que van a tener representación parlamentaria en el Congreso.
—¿Se aprendieron lecciones en este camino como lo ocurrido con el Caso Mayol?
—Creo que sí. Ahora tendremos que ver con el tiempo si es que efectivamente sì se aprendió o no. Hay algo clave: no nos debemos marear con este tremendo resultado. En el FA somos propensos a marearnos cuando tenemos algún buen desempeño en alguna disputa social o electoral. No debemos descansar hasta llegar a La Moneda, entonces piano…piano. Si queremos apostar para ser una futura fuerza de gobierno, no es suficiente tener representación parlamentaria. Un gobierno como el que imaginamos se sostiene desde los territorios. Por eso, tan importante como esta elección será lo que pase en las municipales y la capacidad de poder conquistar más gobiernos locales.
—¿Qué papel debiese jugar Beatriz Sánchez a partir de ahora?
—Diría que Beatriz va a hacerse parte en la orgánicadel FA. Ella naturalmente es parte de la política chilena desde que tomó la decisión de ser candidata, con mucha valentía. Tiene un liderazgo transversal y a mí me gustaría que sea así y no adscrito a una fuerza política en particular, sino como alguien que nos representa. Ella debiese ser la militante número del ADN frenteamplista en Chile.