Por Carolina Sánchez // AGENCIAUNO Noviembre 20, 2017

Calma. Si algo existía en el comando de José Antonio Kast era eso: calma. Incluso cuando dieron las 19.30 horas y el candidato apareció por tan sólo minutos y tuvo que abandonar por seguridad el piso -1 en el Hotel Los Nogales, en Providencia.

Después vino la felicidad. En el comando ya sabían que habían logrado ganarle a la candidata de la Democracia Cristiana, Carolina Goic —quien obtuvo menos del 6%—, y que habían superado todas las expectativas.

Luego de una larga espera, cuando ya daban las diez de la noche, José Antonio Kast volvió a entrar. Esta vez acompañado de su esposa, Pía Adriasola, y sus nueve hijos con copas de champaña. Emocionado, dijo:

—Hoy ganamos. El resultado nos permite una proyección, que no se imaginaba, hacia el futuro —dice—. El mensaje tiene que ser claro: a la izquierda se le acabó el recreo. Desde mañana se le va a disputar todo.

Sin siquiera mencionar el nombre de Sebastián Piñera, quien lideró las elecciones con poco más del 30%, su apoyo fue implícito:

—Nuestro adversario está en la izquierda y todos los chilenos están cansados de gobiernos mediocres —agrega—. Nosotros no vamos a exigir ni condicionar nuestro apoyo. Chile no necesita otro gobierno de izquierda, pero tampoco uno de derecha que cometa los mismos errores que hace cuatro años. No nos vamos a confundir ni a equivocar (…) quiero llamar a quienes nos han apoyado para ganarle a la izquierda en segunda vuelta.

Gonzalo Rojas, académico de la PUC y vocero de Kast, sabe que los resultados obtenidos les dan el respaldo que necesitaban, especialmente en su sector:

—Esta es la demostración de que hemos acertado. Si estuviéramos en ese 2% o 3% que nos daban algunos analistas, nuestra aventura habría sido ridícula. Pero teníamos fundamentos y, por tanto, proyección. No hace falta volver atrás —señala—. Derrotamos a un partido con 80 años de vida (como la DC), con senadores, diputados, financiamiento del Estado, con la presidenta del partido como candidata, por una candidatura independiente, sin parlamentarios, sin un partido que lo respalde, sin financiamiento y con una persona que apenas es diputado.

—¿Y qué ocurrirá con la candidatura de Sebastián Piñera? Además de visitarlo, cosa que ocurrió pasadas las 22:30.

—Lo más importante de esta noche no es si José Antonio se junta o no con Sebastián Piñera, sino que queda posicionado como la persona que debe gestar un nuevo partido político de derecha en Chile y como la persona que, a partir de ese partido, puede construir su segunda candidatura presidencial que va a ser muy exitosa.

—¿Se hacen cargo de la crítica que se les ha hecho de dividir los votos de la derecha?

—Suponer que los “kastistas” podríamos votar por Piñera, supone que podrían abrir nuestras cabezas, diseccionarlas y encontrar allá adentro un gen “piñerista”. Nosotros somos “kastistas”, no hemos dividido nada.

—Pero en segunda vuelta sí encontrarán ese gen, ¿o no?

—Es una cuestión de parentesco de los genes. Tú siempre prefieres un gen que es parecido al que es tu contrario, pero que nadie en el comando de Piñera suponga que un “kastista” es, por definición, un “piñerista”.

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