2014: La recomposición
Faltaban dos meses para que Sebastián Piñera saliera de La Moneda y el plan ya estaba listo: armaría una fundación que generara políticas públicas y defendiera su legado como presidente.
Sus ministros y cercanos ya sabían de la idea. De hecho, en el último consejo de gabinete, realizado el 17 de enero en la hacienda El Carmen de Huique (región de O’Higgins), el entonces mandatario entregó detalles de su futura fundación e invitó a integrarse a ella.
Los planes habían cambiado. Tras la debacle electoral del oficialismo en noviembre de 2013 —con minoría en ambas cámaras del Congreso y lejos de La Moneda—, entre los más cercanos colaboradores de Piñera se instaló la convicción de que la institución debía abocarse no sólo a elaborar políticas públicas, sino también a defender su gobierno.
Hoy lo recuerda su hija Magdalena: “El 11 de marzo de 2014, ni mi papá ni mi mamá pensaron en retirarse a su casa a dormir siesta porque no es su personalidad. Crearon fundaciones que estaban ligadas, iban a participar del debate público porque siempre han tenido esa convicción. Sin embargo, eso no significa que hayan pensado que fueran una plataforma para volver a ser candidato”.
Junto con preparar la salida de La Moneda, al final del gobierno Gonzalo Blumel estudió las fundaciones de ex presidentes chilenos y extranjeros, como Ronald Reagan, Tony Blair y Bill Clinton.
Crear una fundación significaba para sus detractores que el ex presidente tenía la intención de formar un nuevo movimiento político que le permitiera ser candidato nuevamente en 2017. Desde fines de 2013, en reiteradas ocasiones —en público y en privado— Piñera fue consultado si tenía como objetivo volver a postularse a La Moneda. El ex mandatario nunca lo negó tajantemente, afirmando que “no es el momento”. Pero sus más cercanos, colaboradores y familiares, enfatizan hoy que cuando salió del Palacio de Gobierno no tenía una decisión tomada. “Lo que teníamos que hacer como coalición era no poner cortapisas a los liderazgos presidenciales”, afirma un ex ministro.
En enero de 2014, siendo Presidente, Piñera invitó, por separado, a su ministro del Interior, Andrés Chadwick, a su ministra vocera, Cecilia Pérez, y al jefe de asesores del Segundo Piso, Gonzalo Blumel, a ser parte directiva del organismo. Los tres aceptaron. Fue así como junto con preparar la salida de La Moneda, en las últimas semanas de gobierno Blumel estudió la experiencia de fundaciones de ex presidentes chilenos y extranjeros, como Ronald Reagan, Tony Blair y Bill Clinton.
La decisión, finalmente, fue la de bautizar al nuevo centro de estudios como “Avanza Chile”, dando continuidad al relato de Chile Avanza con Todos, el eslogan que tuvo el gobierno en su último año. Los tres ex funcionarios, junto con los ex ministros Felipe Larraín y Cristián Larroulet, se instalaron en la oficina del ex presidente ubicada en Apoquindo 3000.
Tres días antes de dejar La Moneda, Piñera volvió a responder sobre sus eventuales planes para 2017 en una entrevista a La Tercera. “En este instante, mi vocación es seguir en la cosa pública; no me voy a jubilar, no volveré al mundo de las empresas. Quiero seguir en la cosa pública, pero hoy no está en mis planes postular a cargos de elección popular”.
La primera reunión formal de la Fundación Avanza Chile se realizó el 24 de abril de 2014.
Por varios meses, el ex presidente optó por mantener un bajo perfil público y alejarse de la contingencia. Comenzó, además, con una nutrida agenda internacional que en 2014 lo llevó a Lima, Miami, España y Buenos Aires.
Pero el panorama político estaba muy revuelto y en la centroderecha cundía la desconfianza ante la nueva fundación. “Avanza Chile debe tener cuidado con las señales que da”, dijo el secretario general de RN, Mario Desbordes, en julio de 2014. Muchos en la centroderecha pensaban que terminaría siendo un partido más.
Esto sólo reflejaba el estado de descomposición en que quedó el sector tras la derrota de 2013. La división sobre todo campeaba en RN, el ex partido de Piñera, desde donde surgió Amplitud a partir de la salida de la senadora Lily Pérez y un grupo de diputados. Además, era desde RN de donde emanaban las peores críticas a su mandato. Los senadores Andrés Allamand y Manuel José Ossandón, por una parte, y el entonces timonel Carlos Larraín no se achicaban al atribuir la responsabilidad de la derrota al ex mandatario.
Un estrecho colaborador de Piñera cuenta que el ex presidente rápidamente entendió que desde su fundación debían empujar la recomposición de la centroderecha para unir al conglomerado tras la defensa de su gobierno y ante la votación de las reformas impulsadas por el entrante gobierno de Michelle Bachelet. Fue así como durante 2014 tanto Chadwick como Cecilia Pérez viajaron por diversas regiones del país, para reunirse con bases, dirigentes y ex autoridades. Había que limar asperezas y restablecer los ánimos. Lo mismo se hizo con los partidos políticos, ante los cuales los dos ex ministros realizaron permanentes mea culpa por no haber tenido la suficiente complicidad durante el gobierno. En junio, Piñera sostuvo un almuerzo con un importante grupo de parlamentarios, quienes le plantearon su inquietud por la falta de un liderazgo que ayudara a ordenar el bloque.
Mientras, desde Avanza Chile impulsaron diversas ofensivas fiscalizadoras sobre el gobierno de Bachelet y proveyeron de análisis y asesorías sobre temas contingentes a los parlamentarios, además de mantener en contacto a unas 3 mil personas (que llaman “corazón de gobierno”).
Piñera, por su parte, comenzó a reaparecer públicamente de forma paulatina. Y no fue sino hasta julio de ese año que, desde España, por primera vez esbozó duras críticas al proceso de reformas impulsadas por la Nueva Mayoría. “Van en contra de la filosofía de la libertad”, dijo, cuestionando las iniciativas en materia educacional y tributaria. Como era de esperar, sus comentarios levantaron un mar de críticas desde el oficialismo, pero también desde Allamand y Ossandón, que cuestionaron que hablara desde el extranjero. Además, sus declaraciones se conocieron justo cuando tanto la UDI como RN llegaban a acuerdo con el gobierno en la reforma tributaria.
Estaban movidas las aguas en RN. En noviembre de 2014, la encuesta CEP arrojó que Ossandón (43%) era el mejor evaluado de la oposición, seguido por Piñera (35%), Allamand (32%) y Alberto Espina (26%).
El esfuerzo por recomponer la centroderecha tuvo un hito importante entre el 11 y el 14 de diciembre de 2014, cuando parte del “corazón de gobierno” se reunió en Bahía Coique. Las más de 80 personas —entre las que se incluyeron ex ministros y ex subsecretarios, además de Cristián Monckeberg y Ernesto Silva, presidentes de RN y la UDI— debatieron sobre el rol de la oposición. “Este fue la primera génesis de Chile Vamos”, dice un cercano a Piñera.
En diciembre, el ex presidente dio su primera entrevista desde que salió de La Moneda. “La actual Presidenta no ha cumplido aún su primer año de gobierno. A mí me parece, de verdad, imprudente, poco estético e inconveniente desatar hoy la carrera presidencial”, dijo, junto con afirmar que la definición “tiene que ser a fines de 2016, comienzos de 2017, cuando ya estemos de lleno en período electoral”.
2015: Chile Vamos y la crisis política
Los partidos opositores empezaron el año con una buena noticia. El 29 de enero, después de largas tratativas, formalizaron Chile Vamos, incorporando a la UDI, RN, el PRI y Evópoli. Imitando a la Concertación, acordaron realizar reuniones periódicas de las directivas, comisiones políticas y secretarios generales, y se crearon comisiones temáticas.
Pero ello también tenía sus detractores. Nuevamente desde RN, Allamand planteaba que la solución era ser un “partido único”, estrategia distinta a la que finalmente primó.
En paralelo, Piñera siguió viajando al extranjero, en varias ocasiones en su calidad de miembro del Club de Madrid, al que fue invitado en 2014. Y siguió encabezando las críticas a la administración Bachelet en entrevistas a medios nacionales y extranjeros. En Chile, la coalición se opuso en bloque a las reformas de la presidenta.
El esfuerzo por recomponer a la centroderecha tuvo un hito entre el 11 y el 14 de diciembre de 2014, cuando parte del “corazón de Gobierno” se reunió en Bahía Coique a debatir sobre el rol de la oposición.
“El actual gobierno está conduciendo a Chile por mal camino”, dijo en mayo en entrevista con Mario Kreutzberger. “La reforma tributaria ha sido un duro golpe a las pymes, a la clase media, al emprendimiento (...) Hay que hacer reformas a las reformas para corregir muchos errores y reemplazar la lógica de la retroexcavadora por la del diálogo y los acuerdos”.
Tanto su familia como sus más cercanos colaboradores afirman que el ex presidente se mantenía firme en no decidir si sería candidato. “El 2015 Piñera, Chadwick y Pérez empezaron a hacer giras por el país para fortalecer liderazgos con miras a la elección municipal”, recuerda un ex ministro. A fines de 2015 desde Avanza Chile se impulsó la creación de un grupo de fiscalización, el grupo “Delta”, que congrega hasta hoy a diputados y senadores en ejercicio.
En febrero estalló con fuerza el caso Caval, que hundió el respaldo al gobierno. Pero los costos de la relación entre dinero y política no se los llevaría sólo Bachelet. A mediados de 2014 había estallado el caso Penta, que involucraba a Carlos Eugenio Lavín y a Carlos Alberto Délano —amigo cercano de Piñera— en evasión de impuestos y pagos irregulares a partidos y campañas políticas, sobre todo de la UDI y RN. La administración del ex mandatario se vio involucrada en la polémica luego de que el ex subsecretario de Minería, Pablo Wagner, fuera formalizado por cohecho y lavado de activos.
A principios de 2015 estalló, también, el caso SQM, que salpicó a políticos de todos los sectores. Las gotas también llegaron al piñerismo. El ingeniero Santiago Valdés, quien fuera el administrador electoral de la campaña presidencial de 2009, terminó siendo formalizado en octubre de 2015 por los contratos forward suscritos con CB (firma del grupo Cruzat), pagos de SQM a Bancorp y por pagos cuestionados al ex director ejecutivo de Chilevisión Jaime de Aguirre. Ello le valió duras críticas de Ossandón. “Es evidente que Piñera está involucrado en el caso SQM”, dijo.
Para Piñera fue especialmente sensible ver a Valdés involucrado. Hijo de Fabio Valdés, uno de sus mejores amigos desde el colegio, antes de trabajar en su campaña había sido gerente de finanzas de su family office, Bancard. Una persona de toda su confianza profesional y personal.
Los casos hundieron a los partidos y al gobierno en una severa crisis política. En la UDI, Ernesto Silva renunció a la presidencia en marzo. Dos meses después —y tras anunciarlo en televisión a Don Francisco—, Bachelet realizó un cambio de gabinete que borró a todo su equipo político, incluido a su ministro de Hacienda, Alberto Arenas.
Piñera siguió con las críticas, y su imagen comenzó a fortalecerse en las encuestas. “El próximo Gobierno reconstruirá Chile de los desastres provocados por la Nueva Mayoría”, dijo a Qué Pasa en noviembre.
El 19 de diciembre, Chile Vamos realizó su lanzamiento oficial en el ex Congreso, en Santiago. Piñera estuvo presente. “Chile Vamos no es una plataforma para ninguna persona en particular. Es una plataforma para todos los chilenos”, planteó.
“Diría que a fines de 2015 se empezó a instalar que él era el líder ‘aunador’ de la centroderecha, que lograba juntar en torno a un proyecto común, que era que volviéramos a ser gobierno, todavía sin un nombre”, explica un ex ministro. Recuerda que un par de veces intentó plantearle el tema a Piñera, pero él no lo permitió.
2016: La municipal
El 11 de enero de 2016, Piñera viajó a Argentina. Tras dos días en Buenos Aires y una nutrida agenda de reuniones con Macri, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, y varios ministros, se trajo un souvenir: era el libro Cambiamos, un diario de la campaña que llevó a Macri a la presidencia, escrito por Hernán Iglesias, que trabajó en ella como responsable de comunicación y escritor en las sombras. El libro terminó influenciando el funcionamiento político y territorial de la campaña, por ejemplo, en lo digital.
Su familia y más cercanos colaboradores aseguran que aún Piñera no se ponía en el escenario de ser él el candidato, y aprovechó el tiempo, incluso, para realizar un curso sobre política internacional en la Universidad Adolfo Ibáñez.
"Un mes estuvo Piñera de vacaciones en lago Ranco. Se mantuvo en silencio respecto de su definición. “Él tenía esto de que ya no podía decir que no, era irresponsable”, cuenta un ex ministro.
Pero tomó la decisión de usar su capital político para apoyar la elección municipal de Chile Vamos. En mayo estuvo en el lanzamiento de la campaña en el hotel Plaza San Francisco de Santiago, bajo un “Se siente, Piñera presidente”. En julio, al inscribir las candidaturas, los timoneles de RN y la UDI pidieron que se sumara al despliegue de los candidatos. El ex presidente optó por no intervenir en la negociación entre los partidos, pero a partir de junio —justo cien días antes de la municipal—, comenzó a realizar una intensa agenda pública, que incluyó una gira nacional que lo llevó a Valparaíso, La Serena, Rancagua, Talca, Concepción, Temuco, Valdivia y Puerto Montt. ¿El motivo? El lanzamiento del libro La historia se escribe hacia adelante, escrito por Mauricio Rojas, que lo llevó a reunirse nuevamente con ex autoridades y dirigentes en el país.
A mediados de 2016, finalmente Piñera puso un plazo: tomaría una decisión en 2017 respecto de una candidatura.
En la recta final de la elección municipal de octubre, realizó una fuerte campaña y tres giras nacionales, que incluyó los “carpool” que realizó con candidatos como Felipe Alessandri y Evelyn Matthei. “No asumíamos que había una decisión presidencial tomada”, cuenta un ex ministro, “era obvio que los partidos querían que estuviera”.
La noche del 23 de octubre, tras conocer los buenos resultados de Chile Vamos enla elección, Piñera afirmó: “Chile quiere y necesita un cambio y hoy día hemos dado un gran paso a ese cambio ”.
Pero el camino no sería fácil. Ossandón no fue invitado a una comida que el propio ex presidente organizó en su casa para celebrar los resultados, y mantuvo sus críticas. Y, por otro lado, dos semanas después estalló el caso Exalmar, que sería uno de los puntos álgidos y el que más lo hizo dudar a la hora de aceptar la candidatura.
Tras una investigación de radio Biobío, el diputado PC Hugo Gutiérrez presentó una querella contra Piñera, en la que lo acusaba de negociación incompatible en la inversión que el family office del ex mandatario, Bancard, realizó en la pesquera peruana Exalmar mientras era presidente y Chile litigaba con Perú por los límites marítimos en La Haya.
Piñera fue llamado a declarar como imputado, cuestión que hizo en mayo de 2017, en un caso en el que se vio involucrado también su hijo Sebastián. En agosto de 2017, la justicia sobreseyó al ex mandatario y obligó a Gutiérrez a pagar $2,5 millones en costas. Pero el hecho de ver involucrado a sus hijos fue un “golpe muy fuerte”, cuenta un colaborador.
En diciembre, de hecho, Piñera afirmó que no tenía el mismo apoyo de su familia para una candidatura presidencial. “Hasta ahora le puedo decir que mi familia no tiene la misma actitud de apoyo que tuvo en 2009 y para mí es muy importante, si uno quiere ser un buen presidente, un buen candidato, tener el apoyo de la familia”, dijo el 5 de diciembre en radio Cooperativa.
Diez días después de estas declaraciones, un grupo de 36 diputados de Chile Vamos llegó hasta las oficinas de Avanza Chile con una carta en la que formalmente pidieron a Piñera asumir una candidatura presidencial. El ex presidente, dicen, no dio señales de querer adelantar su decisión. Un miembro de su fundación cuenta que tenía “mis serias dudas” de que fuera a decir que sí.
2017: La decisión
Un mes estuvo Sebastián Piñera de vacaciones en lago Ranco. Entre mediados de enero y el 17 de febrero, el ex presidente se mantuvo en silencio respecto de su definición política. “El presidente tenía esto de que ya no podía decir que no, era irresponsable”, cuenta un ex ministro.
Antes de que se fuera, su equipo más cercano tampoco trató el tema con él. “Los últimos dos o tres meses fue un tema recurrente en la familia. Cuando la fecha tope se acercaba, fue bien intenso”, recuerda su hija Magdalena.
La decisión final la tomó ya de vuelta en Santiago, tras juntarse a comer una noche en su casa con sus hijos y hermanos: Guadalupe, Miguel y Pablo. “El nos dijo: ‘digan lo último que quieran decir, con la Cecilia tomaremos una decisión hoy’. Les contestamos: ‘decidan lo que sea mejor para ustedes y el país, siempre lo vamos a apoyar’”, rememora Magdalena.
El 21 de marzo, en Quinta Normal, finalmente Piñera volvió a una carrera presidencial. Incluso para altos miembros de Avanza Chile, esa fue la primera vez en que escuchaban de su propia boca que sería candidato.
A dos días de la elección, esta historia aún sigue abierta.