El lunes, Cristián Larroulet le presentó su renuncia al rector de la Universidad del Desarrollo, Federico Valdés, a su cargo como vicerrector de Postgrado.
Contra todos sus proyectos personales, hace poco menos de dos semanas Sebastián Piñera le pidió asumir como jefe del Segundo Piso presidencial. No pudo decir que no, aun cuando hace meses había manifestado al propio presidente electo que no quería un cargo en el gabinete, y que estaba disponible sólo para algo part-time. No quería dejar la universidad.
Pero Larroulet, dicen en Chile Vamos, se transformó en un indispensable para Piñera. Y ello terminó de probarse hace tres semanas, cuando este le solicitó incorporarse al trabajo —que encabezaba él mismo y el futuro ministro del Interior, Andrés Chadwick— de conformación de su gabinete, que presentó el pasado martes.
El ex titular de la Segpres se trasladó, entonces, con camas y petacas a las oficinas del futuro mandatario ubicadas en Apoquindo 3000 durante las últimas dos semanas. Su labor fue similar a la que realizó en 2010, cuando comandaba el Instituto Libertad y Desarrollo (LyD). Esa vez, junto con los titulares de la Fundación Jaime Guzmán, Miguel Flores, y del Instituto Libertad, María Luisa Brahm, se encargó de buscar, sondear y perfilar a los candidatos al primer gabinete de Piñera. Posteriormente, el trío se ocupó de la instalación del gobierno y todos ellos terminaron en puestos clave de la administración.
Ocho años después, Larroulet realizó las mismas tareas. Incluso utilizó a terceras personas para sondear la disponibilidad de algún ministeriable.
En la coalición de derecha afirman que se metió de lleno en la “arquitectura” del gabinete, y que eso demuestra que, a pesar de no estar en la práctica dentro de la Fundación Avanza Chile, el ex ministro también pertenece al círculo de mayor lealtad y confianza política del futuro presidente. Su presencia, admite un dirigente UDI, es “absolutamente necesaria” para Piñera.
Ahora su reto es el de armar un Segundo Piso enfocado en políticas públicas, que no reedite los focos de conflicto que tuvo en el pasado gobierno.
El indispensable
Pocos recuerdan que en 2010, cuando fue nombrado ministro de Piñera por primera vez, Larroulet no gozaba de una relación cercana con el ex presidente.
Sin embargo, su posición como director de LyD le proveía de experiencia legislativa, lo que junto con su paso por la Universidad de Chicago, le otorgó grandes redes dentro de la centroderecha. Su rol en los Grupos Tantauco, donde fue macrocoordinador, también fue un hito en su relación con el futuro presidente.
Una vez en La Moneda, el manejo de los temas, su estilo discreto y eficiente, y el rol que cumplió destrabando conflictos terminaron por ganarse a Piñera.
“Larroulet tiene dos características notables y poco frecuentes. La primera es su capacidad intelectual y académica, es el hacedor de políticas públicas más reconocido de nuestro sector por lejos”, dice un ex subsecretario que trabajó de cerca con él. “Lo segundo, es que ha sabido tejer redes, sabe de geografía humana y ha promovido mucho talento joven”, agrega.
El ascendiente de Larroulet se notó cuando en 2013 Gonzalo Blumel —hasta entonces jefe de división de la Segpres— asumió la jefatura del Segundo Piso, en reemplazo de M. Luisa Brahm. Se interpretó como un triunfo en el gallito que mantenía con la abogada.
Su ascendiente se notó, sobre todo, cuando en 2013 Gonzalo Blumel —hasta ese entonces, jefe de la división de Estudios de la Segpres— asumió la jefatura del Segundo Piso, en reemplazo de María Luisa Brahm, que partía al Tribunal Constitucional. Su llegada se interpretó como un triunfo de Larroulet en el gallito que mantenía con la abogada, con quien competía en influencia y, sobre todo, en el monitoreo del avance de los proyectos de ley. Un año después, muchos vieron una nueva señal de su gravitación cuando Piñera estrenó la Fundación Avanza Chile: gran parte de su equipo —como el propio Blumel e Isabel Plá (futura ministra de la Mujer)— venía de la Segpres.
“Si María Luisa generaba un ambiente de control, Larroulet trataba de articular. Hizo bien la pega y eso calzó con Piñera”, afirma un ex colaborador.
Las redes del ex ministro van desde los think tanks hasta los empresarios más cercanos a Chile Vamos. En estas se incluyen el actual director de LyD, Luis Larraín, y los miembros de su consejo asesor Hernán Büchi y Carlos Cáceres. También es cercano al alcalde Joaquín Lavín, al senador electo Felipe Kast (Evópoli), a los diputados UDI Ernesto Silva, Javier Macaya y Jaime Bellolio, y al empresario Carlos Alberto Délano, formalizado en el caso Penta.
Su paso por LyD lo lleva a tener vínculos directos con varias figuras del futuro gabinete. Los ministros Alfredo Moreno (Desarrollo Social), Marcela Cubillos (Medio Ambiente) y Juan Andrés Fontaine (OO.PP.) son miembros del consejo del centro de estudios. Susana Jiménez (Energía) es subdirectora, y José Ramón Valente (Economía) es consejero en políticas públicas.
“Es una persona que ha estado colaborando desde siempre y le tenemos no sólo cariño, sino un gran aprecio (...) Es difícil imaginar que Cristián Larroulet no esté dentro de los equipos de colaboración”, dijo Chadwick el martes en el ex Congreso Nacional.
Más Ottone, menos Brahm
Quienes conocen el proyecto que en estos días ha delineado Larroulet para el mítico Segundo Piso, afirman que lo que busca es hacer algo diferente al anterior. “Él quiere hacer algo más del corte de Ottone (Ernesto) que de Brahm”, dice un colaborador, recordando lo que esta instancia fue en el gobierno de Ricardo Lagos.
En concreto, lo que busca es armar un equipo de asesoría directa al presidente, que se maneje en términos de políticas públicas, análisis estratégico y contenidos.
El criterio básico, afirman cercanos a Larroulet, es que esta asesoría sea un trabajo “privado” para el mandatario, según los encargos que el propio Piñera haga.
En esa línea, reclutó a las tres principales cabezas de su equipo que, a diferencia del que armó Brahm, será compuesto por profesionales más “sénior”.
Lo que busca es armar un equipo de asesoría directa al presidente, que se maneje en políticas públicas, análisis estratégico y contenidos. El criterio básico, afirman cercanos a Larroulet, es que sea un trabajo “privado” para el mandatario.
El primero de ellos es el historiador y político Mauricio Rojas, encargado de contenidos, quien también escribirá parte de los discursos de Piñera. Su misión es “hacer carne” el relato del gobierno. El segundo es el ingeniero Carlos Ríos (ex Avanza Chile y asesor de la Segpres), quien hará el seguimiento de las políticas públicas. El tercero, el también ingeniero Rafael Ariztía, es quien estará enfocado en impulsar la agenda de modernización del Estado en conjunto con la Segpres y Hacienda. Un tema del que el propio Larroulet estuvo a cargo, como coordinador del grupo de Desarrollo Institucional del programa de gobierno. Planea, además, incorporar a un grupo compuesto por historiadores, sociólogos y periodistas part-time, como en la época de Lagos se hizo con el historiador Alfredo Riquelme.
“Este Segundo Piso, más que fiscalizador, va a ser de fondo, de pensar la derecha, el gobierno. De hacer políticas públicas de largo plazo y apagar incendios”, dice un ex subsecretario que ha estado al tanto. Otro ex colaborador agrega: “Será menos ejecutivo y más asesor de Piñera. Larroulet no quiere un Segundo Piso con una agenda particular”.
Un parlamentario cercano al ex ministro plantea que uno de los objetivos de Larroulet es, también, “reformular el centro de gobierno”. Es decir, repensar las instituciones que apoyan directamente al presidente en su toma de decisiones.
Tanto en este último tema como en la modernización del Estado, Larroulet compartirá territorio con Blumel. Entre 2010 y 2013, cuando disputó terreno con Brahm (entonces jefa del Segundo Piso), hubo roces.
En Chile Vamos plantean que una clara demarcación de responsabilidades permitiría no reeditar la rivalidad entre ambas instituciones. Así, quienes saben del proyecto del ex ministro afirman que pretenden ser “usuarios” de la información que provenga de la Segpres, sin duplicar funciones. A diferencia del primer gobierno, hoy sus dos cabezas tienen cercanía y complicidad. “Blumel y Larroulet van a jugar de memoria. Tienen un trato de pares, son dos personas que se respetan y estiman, y son muy leales al presidente. Esta Segpres va a estar mucho menos confrontada con el Segundo Piso”, enfatiza un ex miembro de ese ministerio.
Blumel, además, llega empoderado a su cartera, con una relación con Piñera que no necesita de intermediarios. “Larroulet estuvo en el equipo que armó el gabinete, y si lo pusieron en la Segpres, le debieran respetar su autonomía”, dice un ex funcionario de la cartera.