Un total de 16 años alcanzó a ser parlamentario por Renovación Nacional el actual ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg. Gran parte de ese tiempo presidiendo o como integrante de la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados.
Es lunes en la tarde, y desde el sillón ministerial, frente a un café, un vaso de Coca-Cola con hielo y un sinnúmero de carpetas sobre la mesa, aborda lo que será su gestión ministerial y sus prioridades en materia laboral, sin esquivar sus definiciones políticas.
Férreo crítico de lo que se hizo en materia laboral en la administración Bachelet, no duda en disparar sus primeros dardos contra las medidas implementadas en la gestión anterior.
—Hoy tomamos el gobierno con un mercado laboral que ha tenido un muy mal desempeño en los últimos cuatro años. No es casualidad que prácticamente no se hayan creado empleos en ese período y los pocos que se generaron son por cuenta propia, precarios, o son asalariados del sector público. Es decir, se redujo prácticamente a cero la capacidad del sector privado de crear empleo. Y eso es sin duda una situación que tenemos que revertir.
—Usted fue uno de los que más cuestionaron los contenidos de la Reforma Laboral aprobada en la administración anterior. Hoy, desde el Ministerio del Trabajo, ¿qué cambios planea implementar?
"No está contemplado aumentar la edad de jubilación de forma obligatoria. Tenemos que lograr cambios en el mercado del trabajo para que haya oportunidades laborales para los mayores de 60 años."
—Los derechos que esta reforma pretendía resguardar en el papel se destruyeron en la práctica por la incertidumbre que la misma reforma generaba. Desde ese punto de vista, debe ser evaluada y corregida en aspectos como servicios mínimos, rol de los convenios colectivos por parte de los grupos negociadores, pactos de adaptabilidad y extensión de beneficios. Hoy sólo produce incertidumbre: la Dirección del Trabajo de una región resuelve distinto que la de otra, el juzgado laboral falla en contradicción con ambas, luego con las salas de Apelaciones y finalmente con la Corte Suprema. Una misma norma no puede dar pie a tantas interpretaciones distintas.
—¿Cómo se va a hacer y en qué plazos?
—Algunos aspectos por mandato legal, con las atribuciones de la Dirección del Trabajo, mediante dictámenes, y otros a través de modificaciones legales. Muchos de estos ajustes se puede hacer en la medida en que las partes, sindicatos, trabajadores, empresas, recurran a la Dirección. Lo importante es ir fijando jurisprudencia y lo que se debe hacer vía legislativa buscaremos la mejor oportunidad.
—¿Explorará acuerdos prelegislativos?
—El presidente nos ha pedido que los proyectos de ley siempre se tramiten abiertos al diálogo, que recuperemos la capacidad de consensuar posturas. Queremos erradicar cualquier atisbo de retroexcavadora en que el autor de un proyecto se sienta con el poder de imponer sin variación una iniciativa legal.
Pensiones. La deuda pendiente
Hace algunos días el ministro aseguró que “el sistema de capitalización individual no funciona para la gran mayoría de los chilenos”, lo cual le valió algunas críticas y elevó la expectativas respecto de lo que se hará.
—¿Mantiene esta evaluación?
—Puedo entender que algunas AFP hayan criticado que el gobierno quiera promover más competencia en la administración de fondos, pero no comparto esa visión. Con la misma fuerza digo también que es completamente irreal, populista y demagógico que la reforma al sistema de pensiones pase por no más AFP. Chile necesita con urgencia una reforma al sistema de pensiones. Tenemos una tremenda inequidad en el monto cotizado: el 80% de quienes están cercanos a jubilar han acumulado $30 millones y con eso se logra una pensión de $300 mil y las pensiones de las mujeres que cotizaron más de 15 años alcanzan en promedio $270 mil, es decir, apenas 51% de la pensión de los hombres. Además, el mercado laboral inestable no permite la continuidad de muchos trabajadores de clase media que hoy tienen lagunas previsionales.
— ¿Cuál debe ser el eje de la reforma?
—Más transparencia, más competencia, más actores en la administración de fondos y crear incentivos para que los trabajadores coticen más y por más tiempo. No basta con el ahorro de cada trabajador; se requiere más solidaridad. Por lo mismo, el eje de la propuesta del presidente Piñera es un incremento con cargo al Estado de casi un 40%, cerca de US$3.000 millones, del Pilar Solidario, lo cual incrementa de forma directa y automática desde el primer día las pensiones de más de un millón y medio de chilenos.
—¿Se aumentará la edad de jubilación?
—No está contemplado aumentar la edad de jubilación de forma obligatoria, porque tenemos que lograr cambios en el mercado del trabajo para que haya oportunidades laborales para las personas mayores de 60 años. Nuestra propuesta contempla un incentivo para quien quiera prolongar voluntariamente su vida laboral. Además, estamos trabajando en una reforma que permita adaptar jornadas de trabajo que hoy son muy rígidas, verdaderas barreras de entrada al mercado del trabajo.
—¿Hay espacio para una AFP estatal que fomente la competencia?
—No descartamos una AFP estatal. Lo importante es que esto se haga en la medida que promueva la competencia o la mejor calidad de servicio y no sea un gasto para el Estado.
Diálogo y acuerdos
A estas alturas de la conversación, tanto el café como la Coca-Cola son historia. Concentrado, Nicolás Monckeberg señala que desde que asumió el ministerio se ha reunido con múltiples organizaciones de trabajadores. E insiste en que seguirá buscando el diálogo.
—En menos de dos meses comenzará la negociación por el reajuste del salario mínimo. ¿Qué tan factible es que éste sea plurianual, como usted planteó?
—La negociación del reajuste al salario mínimo muchas veces termina siendo un diálogo de sordos. Los aspectos técnicos pasan a segundo plano y termina en un gallito. Creo que le hace bien a los países tener mecanismos de reajuste de los salarios mínimos que den estabilidad pero para eso es fundamental que se base en criterios técnicos más que en una demostración de fuerzas.
—¿Como qué criterios?
—Productividad e incrementos en el costo de la vida son factores fundamentales que deben considerarse. Si logramos tener un sistema de criterios estables y técnicos, podemos pensar que estas negociaciones puedan exceder a un año.
"Es completamente irreal, populista y demagógico decir que la reforma al sistema de pensiones pase por no más AFP. Chile necesita con urgencia una reforma al sistema de pensiones."
—¿Cuál es su meta de salario mínimo en cuatro años?
—La mejor noticia que un gobierno y un ministro le pueden dar a un país es que producto de buenas políticas públicas se logra pleno empleo y un incremento real de las remuneraciones. Aquí lo importante es no hacer demagogia y que los incrementos del salario mínimo y los reajustes en general siempre tengan sustento. Es muy fácil poner una cifra, pero si ésta no tiene sustento, termina siendo perjudicial y puede provocar un incremento en el desempleo.
—¿En qué pie está la relación con la CUT?
—Aprecio la voluntad y la predisposición de lograr acuerdos de Bárbara Figueroa y la directiva de la CUT y de todos los dirigentes sindicales que han venido en estas semanas a plantearme sus puntos de vista. Más aún, agradezco la transparencia con que me han planteado en qué podemos llegar a acuerdo y en qué tenemos puntos de vista distintos. Sostener que de la noche a la mañana vamos a estar de acuerdo con todos los sindicatos es sencillamente una ilusión.
—¿Como la indemnización por años de servicio?
—No está en el programa de gobierno. Sin embargo, estamos abiertos a escuchar distintas propuestas. Hoy muy poca gente recibe indemnización por las condiciones que se requieren: contrato indefinido, ser despedido por necesidades de la empresa, tener más de un año de antigüedad. Esto hace que sólo una élite de trabajadores la reciba, lo que desincentiva la movilidad laboral. Por lo tanto, requiere un debate profundo con acuerdo de todas las partes.
—¿Ese es el tipo de ministro que quiere ser? ¿El de los acuerdos?
—Definitivamente, quiero ser el ministro de los acuerdos. Y para eso hay que tener muy claro cuáles son los objetivos del programa de gobierno, ser firmes en lo que queremos conseguir pero también tremendamente flexibles para elegir el mejor camino. Quiero que el sello de este ministerio deje de ser el conflicto, porque para recuperar el empleo también se requiere recobrar la confianza y eso se logra con diálogo, diálogo y más diálogo.
—¿También en la coalición de gobierno?
—Nada puede desencantar más a los electores que cuando las coaliciones gobernantes se enredan en peleas pequeñas, en disputas de poder. Lo importante es identificarse con proyectos país, más que con proyectos propios.