Por quepasa_admin Julio 29, 2009

Señor director:

El papel desempeñado por José Miguel Insulza como secretario general de la OEA permitió que un organismo decaído y del cual se estimaba que estaba controlado por EE.UU. tome fuerza y se revitalice.

La actitud firme, decidida y rápida que se tomó en el caso de Honduras, para condenar el golpe de Estado ha demostrado que su gestión ha permitido mantener los equilibrios entre los países.

De todos modos, Insulza deberá actuar de la misma manera para condenar otros atentados contra la democracia, la libertad de prensa y de las personas. Esto, ya que se hace necesario monitorear la situación en Venezuela, donde el gobierno de Chávez busca revisar las licencias de las concesiones radiofónicas, poniendo en peligro la libertad de prensa.
Jorge Tarud, Diputado PPD

Berlusconi y Clinton
Señor director:

El "caso" Berlusconi me recuerda lo que escribió con ironía The Economist en relación al escándalo protagonizado por Bill Clinton: "El electorado norteamericano gusta de elegir como presidente a un macho alfa y después le llama la atención su comportamiento".
Gabriel  Guiloff

Crisis actual en la política
Señor director:

Vivimos en un tiempo de crisis, lo que afecta todos los ámbitos, especialmente la política. Crisis significa, escuetamente, que ciertas convicciones pasadas han perdido su firmeza y no han sido renovadas. Y esto es justamente lo que ha pasado en la política chilena. Todos hablan de cambio, pero no pasan de ser más que palabras de buena crianza, porque en el fondo muchos no comprenden que nos encontramos en la sociedad de la información, y siguen pensando en la lógica amigo-enemigo propia de la guerra fría.

Por eso estamos en una crisis integral de la política: sustitución de la persona por el individuo; confusión entre la noción del bien común y la de bien público; falta de interés por participar en la actividad política; desencanto con la "clase" política, la cual se ha transformado más bien en una "casta"; carencia seria de formación intelectual y ética en muchos "líderes", quienes han reducido la política a un simple tema de poder; la instalación de la mentira como un instrumento válido para imponer las opciones ideológico-partidarias por encima del bien del país…

¿Puede entonces sorprender lo que ocurre actualmente con los partidos? Es cierto lo que plantea Ignacio Walker en una entrevista reciente, al señalar que los partidos son necesarios para la democracia. Sin embargo, la pregunta de fondo va más allá: ¿Cuáles son los conglomerados que Chile necesita? ¿Son partidos que a sus congresos doctrinarios los llaman "ideológicos" como si estuviésemos en la década de los 60? La estructura actual de los partidos donde las cúpulas de poder se han enquistado persiguiendo a todo militante que piense distinto, ¿es lo que el país necesita? ¿Es posible que los candidatos a diputados sean designados por "encuestólogos" de espaldas a las bases partidarias?...

Esperemos que una cierta dosis de seriedad se instale en la política. Lo que está en juego son las bases éticas de la democracia frente a la irrupción creciente del caudillismo.
Rodrigo Ahumada Durán, Director Escuela de Ciencia Política, UGM, Miembro Pontificia Academia Santo Tomás de Aquino

Parlamentarios y transparencia
Señor director:

A propósito de los gastos de diputados en asesorías y otros se han planteado en el debate público algunas visiones que pretenden limitar los alcances de la transparencia de estas materias en la Cámara de Diputados, en razón de que ello estaría amparado por la causal de reserva de afectación de derechos de "terceros", que son justamente quienes prestan dichos servicios.

Esta visión no se condice con la historia de la Ley de Acceso a la Información, ni con las experiencias internacionales más avanzadas, en las que se ha puesto especial énfasis a la publicidad de la información de uso de recursos públicos, pues ello permite la rendición de cuentas, facilita el control social de los actos de las autoridades y contribuye a generar mayores niveles de confianza en la sociedad. Éste es un nivel de transparencia mínimo, al que actualmente se encuentra sujeta toda la sociedad, desde los organismos del Estado, hasta las organizaciones sociales que se adjudican fondos concursables. Avalar la tesis contraria implicaría desconocer los avances que se han generado en estos últimos años, lo que no está a la altura de los tiempos.

En este sentido, la iniciativa del Senado de abrir al público el detalle de estas asesorías -avalando la tesis de la publicidad de los gastos efectuados con recursos públicos- avanza en el sentido correcto.
Federico Allendes Silva, Presidente Fundación Pro Acceso

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