Señor director:
Excelente el reportaje acerca de cómo ganar la elección con herramientas como Facebook y Twitter. Lamentablemente, no creo que lo hayan leído los coordinadores de las campañas de nuestros candidatos presidenciales, ya que aparentemente ninguno de ellos ha entendido cómo utilizar las herramientas digitales para llegar a nuevos votantes.
Después de leer el reportaje central y luego las columnas de cada coordinador, saltan a la vista las dicotomías entre las recomendaciones del experto y las acciones de nuestros estrategas digitales. Ben Self, socio fundador de Blue State Digital, es muy claro en apuntar que la cosa no se trata de coordinar una lluvia de medios digitales, como se jacta el encargado de una de las campañas digitales, sino que de saber utilizar cada medio para lograr un objetivo concreto.
Tampoco se trata de contar el cuento del nuevo Chile y la nueva era, como sugiere otro de ellos. Todos sabemos que Chile y el mundo cambiaron y las peleas del pasado no tienen nada que ver con la utilización de las herramientas digitales. Por último, de lo que menos se trata es de utilizar estas herramientas para comunicarnos con nuestros seguidores de manera más directa y efectiva como lo sugiere el estratega digital de otro candidato. ¡Se trata de buscar más seguidores! Ésa es la razón de por qué la estrategia ha sido tan alabada y premiada en el mundo entero. Al parecer estamos lejos del entender estos conceptos que permiten aprovechar bien las plataformas digitales.
Matías Casanova, Socio fundador de Raya
Política 2.0 II
Señor director:
El uso de nuevas tecnologías llegó para quedarse y se inmiscuye en nuestra cotidianeidad. No se trata sólo de ser un experto en Facebook, Twitter o en la navegación por la red. La web 2.0 construye un nuevo espacio público que posee reglas propias, donde los ciudadanos se hacen activos.
La Política 2.0 es un nuevo paradigma de comunicación y acción. Hoy existe una ciudadanía empoderada y consciente de su protagonismo, que ha quebrado el antiguo diálogo político unidireccional y lo ha reemplazado por uno multidireccional. Esta nueva cancha no sólo permite la adhesión o crítica inmediata, sino que además exige ser consistente en el tiempo.
El diálogo humano privilegia la honestidad y la coherencia, por sobre la seducción y la inteligencia. Por ello en la Política 2.0 ya no hay espacios para campañas rígidas y maqueteadas. Quien realmente aproveche la oportunidad de perder parte del control de su campaña será el que acumulará más votos en la elección.
Juan Pablo Halpern, Director ejecutivo Independientes en Red
Bachelet y el Gobierno
Señor director:
La última encuesta Adimark sorprende por ciertas paradojas que ameritan consideración. La más notable: la presidenta Bachelet mantiene gran aprobación, mientras el gobierno baja la suya. Otra es, además, que sea el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, el mejor evaluado.
Y pueden articularse de varias maneras. Entre las con menos consecuencias anecdóticas y de mayor peso, está la de que el modelo económico vigente, heredado de Pinochet, es ya plenamente asimilado por la población. Los tres precandidatos presidenciales que proponían cambiarlo, prácticamente han desaparecido en las encuestas.
Hasta el momento, los cuatro gobiernos de la Concertación guardaron siempre cautelosa ambigüedad al respecto, por dos razones: ideológica o doctrinariamente, no tienen un modelo alternativo que ofrecer, sino sólo vagas intenciones de redistribución o ajustes menores. Y, por otra parte, es de suponer que los asaltara el temor de frustrar la prosperidad económica alcanzada, quedando como los que arruinaron la mejor ocasión que ha tenido el país para llegar a ser desarrollado.
La aprobación de Velasco resulta, en particular, significativa, pues de todos los ministros de Economía de la Concertación es quien mejor ha comprendido y estimulado el modelo vigente.
En síntesis, esta encuesta sugiere el fin de la ambigüedad concertacionista así como de la ciudadanía ante la economía de mercado. Y, por ende, en el evento de un nuevo gobierno de la Concertación, ya no debería haber ante este modelo la reticencia empantanadora de quienes no se atrevieron a sustituirlo, pero tampoco a impulsarlo con verdadera convicción.
Jorge González, Escuela de Gobierno, UAI