Si hay una industria por la que Chile destaca a nivel mundial, pocos dudarían en responder que la gran minería del cobre es la que se lleva el título. En los últimos 20 años, las condiciones de estabilidad política y económica, y por cierto los atractivos yacimientos existentes a lo largo del territorio, hicieron que el país se convirtiera en el lugar favorito para invertir de las grandes multinacionales de la minería. Así, nombres como BHP Billiton, Xstrata Copper, AngloAmerican, Freeport-McMoRan, Barrick Gold, junto a las nacionales Codelco y Antofagasta Minerals, por mencionar sólo algunos, se han vuelto parte del paisaje habitual del norte de Chile.
Este verdadero boom minero nos posiciona como el principal productor mundial de cobre, con una participación de mercado de 34% en 2010. Todo un logro si se considera que, en 1990, la cifra apenas llegaba a un 17,7%. Sin embargo este liderazgo no está asegurado en el largo plazo. Si bien aún llevamos una gran ventaja a nuestros más cercanos competidores, Estados Unidos y Perú, nada garantiza que todo se mantenga así. Este último país, en especial, ha desarrollado vertiginosamente el sector minero en los últimos diez años, con una cartera de inversiones de US$ 47.000 millones al 2017. Cifra un poco menor a la que se espera para Chile al 2015.
La pelea será ardua. Más aún cuando los especialistas anticipan una sostenida alza de la demanda por el metal rojo, acompañada de precios más que convenientes. El reto no es menor y requerirá superar pruebas para nada sencillas.
La pelea por el talento
Contar con profesionales, técnicos y trabajadores suficientes y con la formación necesaria es quizás el principal reto a futuro. Así lo reconocen en la propia industria. El déficit de capital humano será mayor. Durante esta década, la demanda por profesionales relacionados directa e indirectamente con la minería llegará a los 30.000 trabajadores, según las estimaciones del gerente de Estudios de la Sonami, Álvaro Merino.
Y en el corto plazo la situación se ve crítica. "En los próximos cinco años, faltarán dos mil profesionales en las operaciones mineras y dos mil en cargos de proyectos", señala Miguel Ángel Durán, presidente del Consejo Minero, entidad que agrupa a las empresas de la gran minería privada del cobre y a Codelco.
La cifra es mayor, y el mercado chileno parece no dar abasto. Y este déficit de trabajadores y profesionales se da a pesar de los altos sueldos del rubro. Según Futuro Laboral, de 181 carreras analizadas sólo 13 tienen ingresos por sobre el millón de pesos al primer año de trabajo. Y en esta categoría destacan los titulados de Geología e Ingeniería Civil en Minas, con las rentas más altas, las que se empinan por sobre $1.700.000. Ciertamente, son profesionales apetecidos y el mercado absorbe al 100% de los egresados.
En los próximos cinco años, faltarán cuatro mil profesionales que trabajen en operaciones mineras y en proyectos. Hoy, no son más de 200 los alumnos que se titulan cada año en Geología e Ingeniería Civil en Minas.
Actualmente en todo el país se están formando 1.103 geólogos y 1.725 ingenieros en minas. Los programas de estudios tienen una duración de seis años. Sin embargo, los estudiantes tardan, en promedio, nueve años en titularse. De hecho, en 2009 sólo lo hicieron 91 geólogos y 85 ingenieros en minas.
Quizás por ello y a pesar de los altos sueldos, las mineras deben mirar al exterior, para suplir el capital humano faltante. "Las empresas salen a buscar profesionales al extranjero, principalmente colombianos y peruanos", cuenta Juan Enrique Schiesewitz, consultor senior de Downing Teal -head hunter especializado en la selección de ejecutivos y profesionales para la minería-.
Entre las soluciones al problema que ha encontrado el sector está el generar alianzas con los centros de formación. "Las compañías estamos trabajando con colegios y universidades, entregando becas, prácticas y memorias constantemente. La Universidad Adolfo Ibáñez partió este año con Ingeniería Civil en Minas, la Universidad de Valparaíso está estudiando su implementación, y la Universidad Católica del Norte también está comenzando con nuevas carreras", indica el presidente del Consejo Minero.
Otra vía pasa por aumentar el número de mujeres que trabajan en la industria, el cual sigue siendo bajo, con apenas un 7%. "Durante los 90, por reglamento del Sernageomin, ellas no podían trabajar en minería subterránea, por lo que su inclusión ha sido tardía", indica Juan Enrique Schiesewitz. Esta realidad también se observa en las universidades: sólo un 17% de los estudiantes de carreras relacionadas con la minería son mujeres.
Una necesidad creciente "será reclutar profesionales y técnicos de otras industrias", opina María Olivia Recart, vicepresidenta de Asuntos Externos de BHP Billiton. Para fidelizar a los trabajadores, técnicos y profesionales, las empresas deben tener políticas tendientes a otorgar mayores facilidades y una mejor calidad de vida. Según Schiesewitz, "para incentivar a los jóvenes es necesario que las compañías flexibilicen sus políticas para darles apoyo a los trabajadores que decidan vivir con sus familias en cierta ciudad. Además, es bueno que se les costeen los pasajes y que se les respete su tiempo libre no llamándolos en días de descanso. Algunas compañías ya vienen haciendo esto hace años ".
Tarea pendiente
Los otros retos
Si bien contar con los talentos suficientes es uno de los desafíos más urgentes de la gran minería del cobre, también hay otros pendientes, que debe resolver si quiere mantener su liderazgo mundial. Asegurar el suministro de energía eléctrica necesario para los actuales y futuros proyectos, contar con las cantidades de agua requeridas por las faenas, reducir la huella de carbono de la industria, mantener bajos los costos de producción a pesar de las leyes de mineral cada vez más bajas, innovar en tecnologías y métodos de producción, son algunos de ellos.
Así, en los próximos tres años, la industria demandará 500 MWh de energía eléctrica adicional, lo que equivale a todo el consumo eléctrico de la Región de Valparaíso. Y si se proyecta al 2020, el consumo del sector minero se incrementará en a lo menos un 50%. Según los especialistas, el mayor desafío está en las regiones de Coquimbo y Atacama, ya que buena parte de los proyectos mineros se concentran en ellas.
Pero la energía necesaria no puede ser generada de cualquier forma. Existe consenso de que hay que aumentar la participación de las energías limpias; que el suministro debe ser seguro; que debe estar disponible cuando los proyectos estén operativos; y que tiene que ser de bajo costo, para asegurar la rentabilidad del negocio. Claro que muchas de estas decisiones dependerán de cómo el país resuelva el tipo de matriz energética para los años venideros.
Gustavo Lagos, director del Centro de Minería de la UC, apuesta a que Chile debe seguir creciendo sobre la base de centrales termoeléctricas e hidroeléctricas, "ya que son las únicas que pueden satisfacer la inmensa demanda de crecimiento que hay por delante". En ese mismo sentido, Giancarlo Bruno, presidente ejecutivo de Collahuasi -la cuarta minera más grande del mundo-, sostiene que "es inevitable que la base del crecimiento se realice mediante unidades generadoras convencionales". Rodrigo Rivas, director de Asuntos Corporativos de Barrick Chile, considera que "las energía renovables no convencionales pueden llegar a ser un aporte para satisfacer la demanda, y para no depender de una o dos energías solamente".
Un desafío vinculado al anterior es la necesidad de disminuir la huella de carbono que presenta el sector. ¿Por qué es tan importante? Nicolás Méndez, de la consultora Central Energía, lo explica: "La necesidad de reducir la huella de carbono radica en que la minería es un sector exportador, por tanto, tener una huella alta podría afectar su competitividad en los mercados internacionales. Y de los cuatro principales productores de cobre, después de Chile, sólo Perú tiene una ventaja relevante gracias a su gas natural".
Así, el papel de las energías renovables podría ser un aporte importante en esta tarea. El vicepresidente de Cochilco, Andrés Mac-Lean, indica que éstas "podrían ser un aporte futuro si se hiciese exigible el control de las emisiones de gases de efecto invernadero, fundamentalmente dióxido de carbono".
Falta de agua
Uno de los problemas más apremiantes en el norte de Chile es la sobreexplotación de sus recursos hídricos. El consumo humano, el desarrollo de la agricultura y la actividad minera compiten fuertemente por los acuíferos existentes.
Según Gustavo Lagos, para mitigar este problema, las mineras deben "perfeccionar muchísimo las tecnologías de uso de agua". Y una de las alternativas con más futuro es "abastecer de agua de mar las futuras minas y expansiones mineras en aquellas zonas en donde el recurso es escaso". Tal es el caso de Minera Michilla -de Antofagasta Minerals-, la primera compañía en utilizar 100% de agua de mar desalinizada desde hace más de 15 años. Esta opción se pudo realizar por la cercanía de la operación con la costa. Otros proyectos vienen en camino, como Esperanza y Los Morros.
Producir a bajos costos es un desafío permanente, ya que son éstos los que velan por un negocio sano y competitivo. Los costos de la minería vienen en alza desde 2006 y bajarlos es un desafío complejo. A nivel internacional los insumos han aumentado su valor de manera sostenida, como es el caso del petróleo. A ello se suma que "la energía eléctrica chilena es una de las más caras de la región, lo que ha provocado que nuestros costos sean más elevados que los de los peruanos", explica el presidente del Consejo Minero. La preocupación no es menor ya que la energía representa un 20% de los costos.
Andrés Mac-Lean resume los retos que hay que superar para abordar el problema: "Una industria minera competitiva en costos exige diferentes iniciativas, entre ellas, un mercado laboral flexible, pero junto a una mano de obra capacitada, con buenos programas de entrenamiento respecto a las normas de seguridad; el desarrollo de empresas relacionadas; alianzas con universidades e institutos; pero más importante aún, el fortalecimiento de políticas públicas e incentivos orientados a fomentar la innovación que tenga como foco la búsqueda de procesos y técnicas más eficientes, tendientes a disminuir los costos".
Por ello, la inversión y desarrollo en tecnologías aparece como clave. A medida que bajan las leyes de los minerales (niveles de pureza) de los yacimientos, la única forma de seguir contando con un negocio rentable es apostar a nuevas formas de extracción.
El presidente del Consejo Minero cuenta que se está invirtiendo fuertemente "en control automático de procesos y control remoto de operaciones. Esto por dos motivos, el primero de ellos aumenta la eficiencia de la producción y el segundo incrementa los niveles de seguridad en las operaciones de los yacimientos mineros, puesto que no se necesita que el trabajador esté en la mina". Así, hoy no son pocas las mineras que operan por vía remota sus camiones.
Otra materia de inversiones e investigación apunta a los nuevos usos del cobre. La idea, por ejemplo, es explotar las cualidades bactericidas del metal rojo e incorporarlo en hospitales e incluso en la ropa interior, lo cual beneficia a los diabéticos.
Hora de explorar
El primer deber a la hora de competir es no quedarse atrás. Esta regla, atingente para cualquier negocio, lo es aún más en el caso de la minería. Y tratándose de la minería del cobre, adquiere mayor relevancia dado el escenario de buenos precios que se espera para el mediano plazo, gracias a la avidez china. Claro que la capacidad de Chile de estar a la altura de la demanda depende de una variable en la que el país ha mostrado un cierto rezago: su capacidad de impulsar las exploraciones y descubrir nuevos yacimientos.
El tema preocupa a las autoridades y a los diversos actores de la gran minería del cobre, que han apostado por Chile. Al punto que el encuentro más prestigioso de la industria, la llamada Semana Cesco, tiene como centro de discusión este tema. El foro reunirá a académicos, analistas y a los principales ejecutivos de las compañías más importantes con presencia en el país, como John MacKenzie, CEO de la división Copper de AngloAmerican plc; Peter Beaven, CEO de la división Base Metals de BHP Billiton; Aaron Regent, CEO de Barrick; Charlie Sartain, CEO de Xstrata Copper; Jean Paul Luksic, Chairman de Antofagasta Minerals; Richard Adkerson, President & CEO de Freeport - McMoRan Copper & Gold Inc, entre otros.
Los desafíos en materia de exploración están desde hace cuatro años en la agenda de este foro, que comenzará el lunes 4 de abril en el Hotel Sheraton Santiago, y con él se dará inicio a la cuarta edición de la Conferencia Internacional de Exploración Minera- Cesco. Los encargados de dar luz verde al evento serán el director ejecutivo del Centro de Estudios del Cobre y la Minería (Cesco), Juan Carlos Guajardo, y el biministro de Minería y Energía, Laurence Golborne.
Un asunto crucial
Lo cierto es que el impulso a las actividades de exploración es clave. Según Metals Economics Group, la principal fuente en la materia, "a nivel mundial, los presupuestos en exploración aumentaron 45% durante 2010, alcanzando los US$ 11.200 millones".
"La exploración es relevante pues permite a las compañías mineras incrementar su competitividad en el futuro", señala Juan Carlos Guajardo. Y para hacerlo, deben ampliar su base de recursos, ya sea encontrando nuevos yacimientos o bien adquiriendo otros existentes.
Las cifras del Metals Economics Group -a partir de información recolectada en 3.200 compañías- indican que Chile ocupa el sexto lugar en el mundo como destino de inversiones en exploración, con un 5%. Canadá es el líder, con un 19%, seguido por Australia (12%), Estados Unidos (8%) y México (6%). A nivel regional, América Latina aparece como el destino preferido, alcanzando el 27% del total de las inversiones. Se estima que el 80% de los recursos mineros de nuestro país aún se encuentran inexplorados, por lo que la oportunidad está abierta.
Chile ocupa el sexto lugar en el mundo como destino de inversiones en exploración de nuevos yacimientos, y se estima que un 80% de los recursos mineros del país aún se encuentran inexplorados.
Para Andrés Mac-Lean, vicepresidente ejecutivo de Cochilco, la situación ha mejorado: "Durante 2010, se invirtieron cerca de US$ 545 millones en exploración. Un nivel de inversión que se acerca al que Chile tenía en los '90, la época del boom en exploración". En la última década el país perdió participación de la exploración a nivel mundial, debido tanto a un agotamiento de los proyectos como a la competencia de otros países para atraer inversiones mineras. Sin embargo, el director ejecutivo de Cesco advierte que "la mayor actividad de exploración en el mundo se concentra en exploración avanzada y en torno a yacimientos existentes, lo que podría retrasar el desarrollo de nuevas áreas de interés minero en el futuro".
La apuesta por las pequeñas
El aumento de la exploración bien podría depender de lo que puedan hacer las llamadas compañías "junior", esto es empresas de pequeño tamaño especializadas en descubrir nuevos yacimientos. Su problema en Chile ha sido la falta de fondos para realizar sus actividades. Por ello, el gobierno está impulsando varias iniciativas para facilitar el acceso al financiamiento. Una de ellas es el Fondo de Exploración Minera Fénix, con recursos por sobre los US$ 90 millones, que estarán a disposición de las firmas que están emprendiendo.
También se pretende acercar al sector financiero con la minería, a través del llamado Mercado de Capitales Mineros (MKM), para familiarizar a los inversionistas con las ventajas y riesgos de esta industria. Se trata de crear una verdadera Bolsa de Metales que permita levantar los capitales necesarios para aumentar las actividades de exploración. La fórmula se implementó con éxito en Perú. Son 39 las mineras listadas en la Bolsa de Metales de Lima, y 12 son de la categoría junior.
En países en los cuales se han aplicado programas de incentivo a la exploración, la inversión ha aumentado en los primeros años. Así, Canadá implementó el llamado Super Flow -Through Shares, un esquema de corrección y beneficios tributarios que incentiva la exploración. Diversos estudios muestran que cerca de la mitad de la inversión en exploración realizada en ese país durante los años 2002 y 2003 se produjo gracias a este beneficio. Algo que Chile quiere replicar.
Crecer con responsabilidad
Hasta la década de los 90, era un ámbito inexplorado en Chile. Pero a nivel mundial, las empresas fueron dándose cuenta de que para crecer tenían que ser miembros responsables de las sociedades en las que se insertan. Nacía así la llamada Responsabilidad Social Empresarial (RSE), cuyo principal objetivo es comprometerse con las comunidades con las que se relacionan y contribuir a la sustentabilidad de las futuras generaciones. En el ámbito de la minería del cobre, BHP Billiton fue pionera, pero pronto las otras compañías comenzaron a recorrer el mismo camino.
Así, empezaron a tener relevancia las estrategias orientadas a buscar beneficios permanentes para las comunidades, que no caducaran con el cierre de las faenas mineras. Este cambio de enfoque significó pasar de las actividades filantrópicas hacia el desarrollo de capacidades sociales y humanas. Lo cierto es que todas las empresas de la gran minería se han tomado muy en serio este compromiso. Según datos del Consejo Minero, el aporte a las comunidades de las empresas socias fue de US$ 84,99 millones el año 2009; y las áreas beneficiadas: educación, cultura y desarrollo comunitario. La comunidad valora estos programas.
Acá, algunas de las iniciativas más importantes del sector.
BHP BILLITON: Los pioneros
Con presencia en Chile desde 1984, BHP Billiton invierte cerca del 1% de sus utilidades en programas comunitarios. Esta preocupación se ha manifestado, por ejemplo, en que fue una de las primeras compañías en realizar estudios de impacto ambiental, antes de que la ley lo exigiera. Sus iniciativas se canalizan a través de Fundación Minera Escondida, con un foco en la Región de Antofagasta, y énfasis en las áreas de educación, innovación, desarrollo social y cultura.
Entre los programas realizados por BHP, destacan los "Proyectos Bicentenario". Uno de ellos es "2010 Sin Campamentos Región de Antofagasta", que busca erradicar a alrededor de 800 familias, desde campamentos a viviendas definitivas. Ya se ha trasladado a 200 familias. A nivel nacional, desde 1999 han apoyado el Festival Internacional Santiago a Mil, el cual ha permitido el acceso a espectáculos de calidad internacional, como el de la Pequeña Gigante.
Antofagasta Minerals: "Más que regalar dinero"
Para Antofagasta Minerals, "la RSE no es regalar dinero", aclara su vicepresidente de Asuntos Corporativos, Francisco Javier Veloso. A pesar de ello, la inversión social del grupo alcanzó los US$ 12,3 millones en 2010. Destinatarios han sido comunidades como las del valle alto del Choapa, que se vieron beneficiadas con el cierre del tranque de relave Quillayes.
Todo partió en 2008, cuando se creó una cooperativa compuesta por vecinos de la zona y representantes de Minera Los Pelambres. Luego de compartir experiencias, se acordó un plan de trabajo para el cierre sustentable de las instalaciones. El programa trajo oportunidades de empleo (plantación, riego y cultivo) para los vecinos de Cuncumén, en Salamanca. Hoy, las partes continúan colaborando y la comunidad desarrolla un vivero que aportará las especies necesarias para el proceso de estabilización del tranque.
Clave para las empresas de la gran minería es el desarrollo de estrategias orientadas a buscar beneficios permanentes para las comunidades, que no finalicen con el cierre de las faenas mineras.
Xstrata Copper: "Yo quiero ser minera-minero"
En Xstrata Copper, se invierten cerca de US$ 3 millones anuales en programas de Participación Social Corporativa, que buscan fortalecer la educación, el desarrollo turístico y el cuidado del entorno. Ya son más de 70 programas los que se han desarrollado. Así, en alianza con la Junta Nacional de Jardines Infantiles, en 2008, pusieron en marcha el programa "Yo quiero ser minera-minero". "El objetivo es fortalecer la educación de los más pequeños con nuevas temáticas, que a la vez refuerzan nuestra identidad de país minero", explica Nicolás Fuster, vicepresidente de Asuntos Corporativos y Desarrollo de Negocios. Se ha capacitado a 100 educadoras de párvulos en temas mineros y se ha implementado el programa en 71 jardines infantiles, de las regiones de Antofagasta, Coquimbo y Santiago.
AngloAmerican: Apostando por la vivienda
Para AngloAmerican, la minería no es un negocio sustentable si las comunidades que acogen sus operaciones no progresan. De ahí que su estrategia esté enfocada en educación, vivienda y emprendimiento. Pero el compromiso de la empresa también se extiende a problemáticas del país.
Un ejemplo de ello abarca el ámbito de la vivienda. Así, en alianza con "Un Techo para Chile", están apoyando la iniciativa "Santiago sin campamentos", cuyo objetivo es terminar con los 63 campamentos de la Región Metropolitana en un plazo de tres años, entregando viviendas definitivas en barrios sustentables. Para ello, la compañía aportó con US$ 3 millones.
Barrick Gold: Comprometidos con la región
Durante dos años consecutivos, Barrick Gold ha sido reconocida en el Índice de Sustentabilidad Dow Jones, que otorga la Bolsa de Nueva York. Clave en la política de responsabilidad social de la compañía ha sido estar permanentemente buscando socios para aprovechar sinergias y potenciar el concepto de minería responsable. Así ocurre con el programa "Compromiso Atacama". Éste compromete diferentes áreas de acción y los socios estratégicos son tanto públicos como privados: América Solidaria, Corfo, Pacto Global de Naciones Unidas, Teletón, Intel, Clase21, además de la Fundación Cisneros, entre otros. Las iniciativas van desde la educación digital para escuelas rurales, pasando por la ayuda habitacional para los sectores más pobres, hasta el trabajo de jóvenes profesionales para implementar programas económicamente sustentables y el apoyo a 150 emprendedores locales.
Codelco: Fomento a la cultura
Para Codelco, la responsabilidad social se concreta en prácticas responsables con toda la cadena de valor; es decir, con trabajadores, proveedores, contratistas, inversionistas, comunidad y medio ambiente.
Desde el 2003, la estatal ha venido implementando su programa estratégico "Codelco Buen Vecino", que genera relaciones de confianza con las comunidades del entorno, a través de proyectos sociales y culturales orientados al desarrollo de las capacidades humanas y sociales. Uno de ellos es el programa "Orquestas Sinfónicas Infantiles" que la empresa desarrolló junto a la Municipalidad de Mejillones, el cual consiste en un trabajo orquestal con niños y jóvenes de entre 6 y 14 años, de escasos recursos y en riesgo social. Así, después de la jornada escolar, estos niños reciben clases diarias de diferentes instrumentos. La Orquesta Sinfónica Infantil de Mejillones ya cuenta con 50 participantes y pocos días atrás realizó su primera presentación. El proyecto tuvo una inversión cercana a los $ 120 millones.