No hay dos opiniones sobre la materia: las mayores amenazas y desafíos medioambientales para el planeta provienen de las áreas urbanas. Sin importar si se trata del mundo desarrollado o en vías de alcanzarlo, la población del planeta vive, se educa y trabaja en ciudades grandes, medianas y pequeñas. Contar con un manejo adecuado de los recursos naturales, disminuir las emisiones de gases con efecto invernadero, aumentar la eficiencia energética de las construcciones, masificar el transporte público, son algunos de los retos de la vida urbana.
Hay ciudades que llevan la delantera en el camino de ser más sustentables y para ello han debido trabajar durante años. Particularmente, destaca lo realizado por algunas localidades de la Unión Europea; de hecho en el continente cuatro de cinco personas habitan en áreas urbanas. Y desde 2010, la Comisión Europea instauró un premio que reconoce a la ciudad que se haya destacado por "conseguir consistentemente altos estándares medioambientales", por "estar comprometida con ambiciosas metas" y por "servir como un modelo para otras localidades".
Modelo alemán de exportación
Estocolmo fue la primera en recibir el reconocimiento. Y este 2010, es Hamburgo la ciudad que se yergue como la Capital Verde Europea. Con sus 1,8 millones -cifra que aumenta a 5 millones si se incluye toda el área metropolitana-, esta localidad no sólo es la segunda en población de Alemania, sino que también es el segundo puerto más importante del continente europeo. Para que se llevara la presea, el jurado reconoció la existencia de una estrategia, integral y participativa, para alcanzar ambiciosas metas medioambientales. El objetivo de Hamburgo es armonizar sus intensas actividades industriales con una mejor calidad de vida para todos sus habitantes.
Para la ciudad, uno de los retos principales es el del cambio climático. Es por ello que Hamburgo planea disminuir en 40% sus emisiones de CO2 hacia el año 2020. Y se proyecta que hacia el 2050 la cifra llegue a un 80%. Pero no todo es futuro. Ya se han conseguido importantes avances. Así, las emisiones por persona han bajado consistentemente (un 15% desde 1990). En paralelo, la ciudad portuaria ha logrado ahorros energéticos equivalentes a 46.000 MWh anuales.
En estos números ha sido clave la alianza entre autoridades y empresas. Son más de 1.000 las firmas que se han convertido en socias activas de las metas de reducción de emisiones. Muestra de ello es el compromiso de las 12 principales compañías de la ciudad: hacia el 2019 reducirán sus emisiones de CO2 en 500 mil t.
Pero es la condición de puerto de Hamburgo la que plantea su principal reto. Ubicada sobre el río Elba, puerta de entrada al Mar del Norte, la ciudad presenta un tráfico de carga que crece año a año -de hecho desde el 2000 se ha duplicado-. Ello plantea la disyuntiva de hacia dónde hacer crecer las instalaciones portuarias para albergar a los miles de containers que diariamente entran y salen de ella.
Hamburgo ha sabido armonizar sus intensas actividades industriales -es el segundo puerto más grande de Europa- con una mejor calidad de vida para sus habitantes.
La solución para contar con más espacio para el manejo de los requerimientos logísticos ha sido inteligente. El crecimiento no ha sido a costa de la ciudad o devorando áreas verdes. La necesidad de expansión territorial se ha hecho con un uso más eficiente de la tierra y mediante la generación de nuevas áreas que se le han ganado al mar.
Pero tales no son los únicos logros de la ciudad. Hamburgo es conocida por sus más de 4.700 hectáreas de bosques. Pero lo que pocos saben es que la cifra es incluso mayor a la que había hace un siglo atrás. Por otra parte, las áreas verdes, parques y plazas para el esparcimiento de los ciudadanos representan un 17% del territorio municipal, y todas las semanas son usadas por más de 1 millón de personas: 89% de los hamburgueses no tiene que desplazarse más de 300 metros para acceder a un parque.
Como toda gran urbe, el transporte público es un desafío permanente. Y lo hecho en esta materia ha merecido la atención de los expertos. La ciudad tiene el orgullo de contar con el sistema integrado más antiguo de Europa -trenes de cercanía, buses y metro-, lo que ha permitido que todos sus residentes puedan acceder a él a menos de 300 metros de sus hogares. Los más de 656 millones de pasajeros al año ubican al sistema entre los más usados a nivel mundial. Además, está marcando la pauta en lo que a tecnologías verdes se refiere. Cuenta con la flota de buses impulsados por celdas de combustible -que convierten hidrógeno en electricidad, con cero emisiones contaminantes- más antigua de Europa.
Un pequeño gigante verde
Pero no sólo son las grandes urbes las que llevan la delantera en materia ambiental. La ciudad vasca de Vitoria-Gasteiz será la Capital Verde Europea 2012. Con una población de 250.000 habitantes, esta localidad industrial y sede administrativa de la provincia de Álava, superó a competidores como Barcelona o Reikiavik. La clave fue su permanente preocupación por armonizar las actividades urbanas con el cuidado del entorno. Esto se manifiesta, por ejemplo, en la existencia de un verdadero cinturón verde en torno a la ciudad, el que crece año a año y ha permitido recuperar terrenos que hasta hace poco estaban degradados; o en la ambiciosa meta de reducir el consumo doméstico de agua por debajo de los 100 litros por persona al día.