Pocos son los que prestan atención a actos tan naturales como caminar. Y son menos aún los capaces de disfrutar o encontrar una verdadera aventura al hacerlo. Claro está, usar los pies suele ser un mero ejercicio para trasladarse, especialmente en las grandes urbes. Pero todo puede cambiar si la ruta ofrece una experiencia única, con bellos y sobrecogedores paisajes. Ahí empieza el trekking.
Alternativas hay varias y están repartidas por todo el planeta. El Gran Cañón del Colorado en Estados Unidos es una de las maravillas naturales del mundo y entusiasma con sólo imaginarlo. El Camino de Santiago de Compostela con su historia y castillos medievales también tiene un encanto innegable. Lo mismo adentrarse por el Himalaya, el sistema de montañas más alto de la mundo, y conocer culturas ancestrales al paso. Y en el sur de Chile, el Valle de Cochamó es un refugio cordillerano de la Región de Los Lagos con enormes paredes naturales de granito y alerces de hasta 40 metros de altura. No se necesita ser un deportista de elite para recorrerlos, sólo tener ganas de caminar y el calzado adecuado.
Himalaya: Trekking entre las nubes
Si ya ha recorrido el Camino del Inca o ha ascendido hasta la cima del Kilimanjaro, su siguiente destino debería ser el Himalaya. Se trata de la cordillera con diez de las catorce cumbres de más de 8.000 metros de altura que existen, incluido el Everest. Se extiende por Bután, China, Nepal, Pakistán e India, donde la presencia de las coloridas banderas tibetanas son una constante del recorrido y, que si se siguen, llevan por buen camino.
El circuito de los Annapurnas, un macizo del Himalaya ubicado en el norte de Nepal, se puede hacer en 15 días y, a diferencia de otras rutas, no es necesario cargar con comida ni tienda de campaña, pues a lo largo del camino familias locales reciben a los visitantes en sus lodges. En general, son casas de madera o piedra en la alta montaña, con habitaciones para acoger a los huéspedes, con un costo promedio de entre 15 y 20 dólares diarios, que incluyen alojamiento, comida y agua.
A medida que aumenta la altura, también lo hacen los precios de las provisiones, ya que la mayoría llega cargada por porteadores o a lomo de mula. Algo que hay que probar es el dal bhat, el plato nacional, compuesto de arroz, sopa de lentejas y curry de verduras.
El Gran Cañón
Durante millones de años, el río Colorado excavó el terreno en la zona norte de Arizona, creando el Gran Cañón, una de las maravillas naturales del mundo y Patrimonio de la Humanidad desde 1979. Lo normal es apreciar este lugar desde arriba, desde sus miradores a más de dos mil metros de altura o desde el aire, en helicóptero. Pero otra opción es hacerlo a pie. No es nada de fácil, por lo que se recomienda evitar bajar al río y subir en un solo día. Dos es lo mínimo.
Las dos rutas más interesantes y populares son Bright Angel y South Kaibab. La primera se extiende por 19 kilómetros, y entre sus ventajas está el ofrecer zonas de sombra y agua potable en varios lugares. Originariamente fue un camino utilizado por los indios Havasupai para ir al Jardín Indio, un oasis con aguas perennes situado en el cañón.
South Kaibab, en tanto, tiene 9 kilómetros y las mejores vistas. Sin embargo, el sol pega fuerte y el agua escasea, por lo que hay que ir bien preparado, sobre todo en verano, cuando la temperatura puede elevarse hasta los 40 grados. Por ambos caminos hay ranchos en los que se pueden arrendar cabañas (22 dólares diarios), siempre y cuando se haya reservado con anticipación. Acampar al aire libre cuesta 20 dólares por grupo, pero hay que tener cuidado con los locales: pumas, linces y coyotes.
Camino de Santiago, la ruta de las indulgencias
Fue en el año 813, con el hallazgo del sepulcro del apóstol Santiago el Mayor y el beneplácito de Carlomagno, que la ciudad española de Compostela se convirtió en un importante centro de peregrinaje cristiano. Este destino se popularizó tres siglos más tarde, cuando la Iglesia estableció que si la festividad del santo -que se celebra el 25 de julio- caía en domingo, se recibían las mismas gracias que se obtienen en Roma en los años jubilares. Es decir, la liberación de casi todos los pecados de los viajeros.
Hoy, en cambio, se entrega la Compostelana, un certificado de las autoridades eclesiásticas que los fieles reciben cuando terminan su recorrido. Para conseguirlo se exige un mínimo de 100 kilómetros a pie, demostrables a través de la credencial del peregrino, la cual se sella un par de veces al día en iglesias, albergues y bares.
Numerosas rutas conducen hasta la tumba del primer apóstol mártir, sin embargo el camino por antonomasia es el francés, que parte en París y pasa por las comunidades autónomas de Aragón, Navarra, La Rioja, Castilla y León, y Galicia. Se puede hacer en ocho días, al abrigo de castillos medievales, y con acceso a albergues públicos en cada pueblo.
Si antes el Camino de Santiago fue el primer elemento vertebrador del Viejo Continente, hoy es una mezcla de desafío deportivo y religioso, que cada año expide 100 mil Compostelanas a viajeros de más de cien países.
Cochamó, secreto patagónico
Monumentales paredes de granito, algunas con más de mil metros de altura, y 800 hectáreas de alerzales de hasta 40 metros de altura, esconde uno de los destinos más alucinantes del país. Se trata del Valle de Cochamó, ubicado 40 kilómetros al sureste de Puerto Montt, junto al estuario de Reloncaví, y adonde sólo se puede llegar tras una cabalgata de varias horas desde el pueblo que le da su nombre.
Para conocer la belleza de Cochamó es necesario internarse en alguno de sus tantos senderos. Uno célebre es el que lleva al cerro Arcoíris, que en una caminata de cinco horas se interna en la espesura de la selva valdiviana, repleta de helechos, trepadoras, alerces y hongos multicolores, para terminar con una vista desde su cumbre. Desde ahí, la panorámica hace recordar por qué National Geographic realizó un documental de la zona, en el que los escaladores terminaban durmiendo en la copa de los alerces, que con sus hasta 4.000 años son los habitantes más antiguos de Sudamérica.
Además, pumas, zorros, pudúes, cóndores y rayaditos pueden ser fácilmente avistados o escuchados.
Realizar un trekking de tres días y dos noches tiene un valor aproximado de $ 300.000 por persona (sin incluir los pasajes aéreos), se puede realizar sin necesidad de guías, ya que los senderos están demarcados por el uso cotidiano, y hay varias opciones de alojamiento en el valle.