Ésta es la historia de alguien a quien se le olvidó su silla de ruedas. De alguien que, tras ese accidente en moto del 31 de octubre de 1993, cuando le dijeron que ya no podría caminar, decidió que eso nunca sería un problema. Por eso es que a los tres meses manejaba su auto otra vez, y a los cinco ya estaba de vuelta estudiando Ingeniería Comercial. Apenas se tituló, se fue de viaje a Europa con dos amigos para celebrar el fin de una etapa. Y dos años después, en 1994, jugaba tenis profesionalmente, tanto que participó en los mundiales en España e Inglaterra y fue campeón en Sídney.
Hoy, a los 40 años, Sebastián Rozas, ex seleccionado nacional de rugby y con un MBA en Estados Unidos, está orgulloso de su vida y su trabajo: maneja una empresa que tiene 700 colaboradores e invierte cerca de 300 millones de dólares al año. Su sueño: tomar un año sabático en familia para volver a estudiar a Estados Unidos.
Su accidente es algo superado hace años. "He podido desarrollar mi vida con absoluta normalidad, me casé con una mujer espectacular y tengo 2 hijos increíbles. Me siento una persona privilegiada".
Sebastián se sabe afortunado. "La vida es muy cara. Los remedios y exámenes al año suman fácilmente $3 millones, una silla de ruedas buena vale otro millón y, como el transporte público es malo, hay que tener un auto automático para poder adaptarlo. Gracias a Dios mis padres pudieron ayudarme en todo lo que necesitaba, y hoy yo tengo los medios para cubrir esos gastos extras".