Los mercados internacionales están agitados esta mañana, pero en la oficina de inversiones Tanner reina la calma. Sólo un canal financiero informa las alzas y bajas del mercado en la recepción de estos cuarteles generales, ubicados en una torre de Apoquindo que mira al cruce de Tobalaba, el reciente punto de agitación social de la capital y donde pocas horas antes hubo una nueva toma de la calle. "¿Eran encapuchados?", pregunta Felipe Laborde, gerente general, que tiene una vista privilegiada a la intersección.
El ejecutivo está acostumbrado desde los años 90 a monitorear las crisis y ahora, en el papel al menos, debería estar lidiando con otra: la de los 40. Pero, cual hábil estratega, se desmarca rápido del hito: "Me siento más joven. De hecho, me estoy preparando para la maratón de Berlín".
El ingeniero comercial va a ritmo propio, por eso todavía recuerda cuando tenía 11 años y vio a su mamá cumplir su misma edad. "Nunca pensé que se iba a acercar tan rápido la fecha". Pero ha pasado el tiempo y así detalla que le tocó vivir la revolución de internet trabajando en Terra "y después, en el mundo bursátil, la caída de las puntocom". Los triunfos y los fracasos se mezclan en la vereda por la que circula a diario, pero extrañamente rehúsa a circunscribirse sólo en las metas y ganancias porque, según él, en Chile "nos enfocamos mucho en el desarrollo y el crecimiento, en hablar de número, número y números. Y tal vez hay cosas distintas, por ejemplo, crear un índice de la felicidad".
Su propia carrera, asegura , ha cobrado pocas víctimas en su cuerpo. "Sólo se me ha caído el pelo", bromea para luego confesar, con un dejo de arrepentimiento en el camino, que su secreto para sobrevivir a la neurosis que marca su campo de acción va más allá de sus trotes para cumplir los 42 kilómetros . "Algo que me ha ayudado es que hace diez años vengo practicando la meditación trascendental", confidencia. Gracias a un ex compañero de trabajo, que gestionó un curso con apoyo Sence, conoció esta disciplina. "Lo tomamos varios y yo seguí. Son veinte minutos en la mañana y veinte en la tarde, donde realizas un mantra con mucho trabajo de respiración. Uno finalmente lo que hace es descansar la mente". Para él ha sido clave en estos períodos de vaivenes de la Bolsa. "Me tocó liderar la crisis de 2008, porque asumí la gerencia general en marzo de ese año, y te digo que uno tenía que estar… no sé si la palabra es calma, pero había que mirar con perspectiva las cosas. No había que desesperarse, debía manejar bien la ansiedad, la angustia", recuerda. "Esto me ha ayudado bastante a tener un equilibrio".