Robar bancos es como cambiar de polola: todo nuevo, nada nuevo. Y en lo que va del 2012 ya van dos ejemplos excepcionales. Un clásico y un estreno. Un libro y una miniserie.
Una miniserie: Inside Men
En el presente y del otro lado del charco, Inside Men es un lujo de miniserie que hasta hace unos días transmitía la BBC. De hecho, es tan buena que en vez de leer esta nota debieran ahorrar tiempo y buscarla en internet porque difícilmente llegará a las pantallas locales. John Coniston es el imprevisible encargado de una bóveda que guarda 200 millones de libras y que será sorprendido por un grupo de ladrones que -ahora sí- creen tener el plan perfecto. Pero ya saben lo que pasa con los planes perfectos. Lo interesante de Inside Men, más allá de la maestría de los guionistas, es la pregunta que está detrás. ¿Para qué robar un banco? ¿Quién eres cuando robas uno? Preguntas de las que se reiría de buena gana cualquier personaje de Los amigos de Eddie Coyle. Y ése es el encanto de robar un banco: que nada es nuevo, que todo es nuevo.
Un libro: Los amigos de Eddie Coyle
Si comenzamos mirando por el retrovisor, Los amigos de Eddie Coyle ($ 3.000 para Kindle), publicado hace poco -y por primera vez en español- por Libros del Asteroide, más que un policial es una clase de filosofía política. Escrito en 1970 por el legendario George V. Higgins, la novela pone en la licuadora dos cucharadas de los mejores diálogos de Tarantino con tres tazas de inolvidables personajes sacados de The Wire. Y cuando ya están dentro, Higgins los mezcla con una soltura envidiable. Los amigos de Eddie Coyle es un policial en serio. No tiene buenos ni malos, pero sí traficantes de armas, hippies radicales, miembros de las Panteras Negras y planes perfectos para robar bancos en California. Y lo mejor de los planes perfectos es que nunca son perfectos. De hecho, son tan poco perfectos que la novela es una delicia de 216 páginas. Para los incrédulos, el apasionado prólogo de Dennis Lehane debiera despejar de sopetón cualquier duda.