Por José Francisco García Agosto 9, 2012

Recientemente, el “zar regulatorio” del gobierno norteamericano, Cass R. Sunstein -director de la OIRA (Office of Information and Regulatory Affairs)-, presentó su renuncia tras más de tres años, para volver como  académico de la Universidad de Harvard donde había estado sólo 6 meses (sus 27 años académicos anteriores los pasó en  la Universidad de Chicago donde conoció al entonces profesor de derecho constitucional Barack Obama).

Sunstein es uno de los académicos del derecho público más destacados del mundo. Adquirió fama internacional junto al profesor de Chicago Richard Thaler con su libro Nudge, donde desarrollan la tesis del paternalismo libertario aplicado a las políticas públicas. El texto llevó a David Cameron a crear el “Nudge Unit” en su administración.  

La evaluación de Obama al despedir a Sunstein no pudo ser mejor: “Desde implementar protecciones que salvan vidas, a la eliminación de decenas de millones de horas en papeleo que aquejan a nuestros compatriotas y empresas… lideró la revisión de las regulaciones existentes para deshacerse de aquellas que son excesivamente costosas o ya no tienen sentido, esfuerzo que ya está en movimiento para ahorrar miles de millones de dólares”.

Se han dado pasos importantes en el cumplimiento de la orden ejecutiva de 2011 denominada “Mejorando la regulación y la revisión regulatoria”, orientada a una profunda revisión de las regulaciones que puedan estar en desuso, ser ineficaces, insuficientes o excesivamente costosas para las empresas y los ciudadanos. En su último discurso del estado de la Unión, Obama señaló que había ordenado a cada agencia federal eliminar las regulaciones sin sentido. Tras cerca de 500 reformas anunciadas, dijo,  sólo una fracción de ellas les ahorrarán a las empresas y a los individuos más de US$ 10 mil millones en los próximos 5 años.    

Como consecuencia de esta revisión, 26 agencias administrativas están adoptando una serie de medidas para reducir cargas regulatorias innecesarias que generan costos al sector privado. Más importante aún, esta macrorreforma regulatoria tiene cada vez menos que ver con disputas ideológicas y más con argumentos técnicos para entender el correcto rol de las regulaciones. Así lo está haciendo Obama. Con ello se potencia el emprendimiento y la iniciativa privada, en un marco de competencia.

A este respecto, en Chile la Agenda de Impulso Competitivo va en la dirección correcta. Puede ser el pilar del legado pro emprendimiento de este gobierno: liderar una reforma regulatoria como la implementada por Obama y Sunstein en Estados Unidos sería una revolución.

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