Pablo Zalaquett camina acelerado por el barrio Rondizzoni acompañado de la música de una estudiantina y una veintena de colaboradores de amarillo que reparten dulces y calendarios. Es martes a las cinco de la tarde, y el alcalde de Santiago está en un “puerta a puerta”. Se fotografía con las señoras, algo incómodo toma en brazos a un recién nacido -“perdí la costumbre de tomar guaguas”, explica- y responde con una sonrisa a los automovilistas o a los miembros de un taller mecánico que le gritan “ahí viene Kramer” o el famoso chillido “iiiiiiiii” que hace el imitador. De pronto un hombre mayor interrumpe el paseo para explicarle los problemas que tiene para regularizar una ampliación que hizo después del terremoto. “Eso tiene arreglo”, dice el edil. Desde su celular marca el número de un encargado municipal y de inmediato le agenda una reunión para el día siguiente.
A esa misma hora, a casi diez cuadras, Carolina Tohá visita junto a seis voluntarias los pasajes y cités de la calle Conferencia, con casas llenas de rejas y alambres de púa. Un anciano la detiene para preguntarle qué puede hacer por su esposa, que tiene 65 años y quiere cobrar el bono por hijo nacido. Tohá le explica que debe cobrarlo a través de las instituciones previsionales y le recuerda un detalle: “Ésa fue la reforma de la presidenta Bachelet”. Luego, se despide con un beso, dejándole una cartilla con su programa de protección social para Santiago y el afiche estrella de su campaña: un pequeño lenticular que, al moverlo, cambia de rostro entre Tohá y la ex mandataria. El lema es el mismo de la campaña presidencial de 2005: “Estoy contigo”.
Ambos protagonizan la disputa que concentra la atención del mundo político: la batalla por la alcaldía de Santiago. Además de Tohá y Zalaquett, compiten Waldo Mora (PRI), Mario Aguilar (PH) e Iván Carrasco (Pacto Igualdad). Más de 120 mil nuevos electores y el debut de la votación voluntaria han obligado a las campañas a afinar cada detalle de sus estrategias. Por ejemplo, si Tohá consigue que Michelle Bachelet viaje a Chile y la acompañe en terreno, Zalaquett ha estudiado un plan para reaccionar. Sería el propio candidato UDI quien cruce la vereda y se adelante a saludarla en su calidad de alcalde. Una muestra de que es un escenario donde todo puede cambiar.
“A Zalaquett no le conviene que la elección se transforme en la primera medición de fuerzas entre Bachelet y Golborne”, indican sus cercanos. Por eso, aunque son amigos y lo consulta regularmente por temas de campaña, el alcalde resolvió no invitar al ministro a sus actividades en terreno.
La estrategia Z
Junto con iniciar la campaña, Zalaquett comenzó a hacer yoga. Se lo aconsejaron para controlar sus niveles de ansiedad y regular así el ritmo de su respiración que provoca su característico hablar acelerado. En su equipo consideran que su problema de dicción es una de las pocas desventajas que tiene frente a Tohá, reconocida por una capacidad de oratoria que la llevó a ser vocera de gobierno.
Según las encuestas de opinión que manejan ambos comandos, Zalaquett es percibido por los habitantes de la comuna como más “cercano”, más “enérgico”, más “preparado” y que “conoce mejor los problemas de Santiago”. En “honestidad” y “genera confianza” están empatados, mientras Tohá destaca en “simpatía”, “carisma” y “credibilidad”.
Aunque nadie da la carrera por ganada -las últimas encuestas publicadas han dado diferencias en el margen de error-, en el círculo del alcalde hay optimismo y exhiben con satisfacción un sondeo de septiembre a más de 2.000 votantes de la comuna, en donde conseguiría la reelección con 10 puntos de ventaja. Por eso, la consigna interna es no cometer errores que puedan cambiar este escenario. La estrategia es no polemizar con Tohá, acotar al máximo la participación en debates y mostrarse propositivo, dedicando la mayor parte del tiempo al trabajo en terreno.
El edil se encarga de repetir a los vecinos sus “récords”: cómo durante su mandato duplicó el gasto social, invirtió en cultura y mejoró barrios y zonas comerciales. Dando señal de continuidad, su eslogan “vamos por más” se suma a la letra Z de su primera campaña. “Mi sello es ser un alcalde de barrio y atraer recursos presentando buenos proyectos. Con respecto a cualquier persona que postule a la alcaldía, me diferencia el ser gestor y ser cercano”, afirma el edil.
Según el equipo de Zalaquett, a él le rinde presentarse como un buen administrador, alejado de la imagen del político tradicional: el 2000 saltó de la empresa privada a la Municipalidad de La Florida sin haber ocupado cargos directivos en la UDI ni postular a cupos parlamentarios. Por ello, el alcalde lanzó la candidatura con su familia y sin invitar a políticos, y con los únicos ministros que va a organizar puerta a puerta son Luciano Cruz-Coke y Carolina Schmidt, ambos de alta popularidad y con un sello ciudadano. En contraste, consideran que Tohá proyecta una imagen política confrontacional que le terminará jugando en contra.
Además de su jefa de gabinete y mano derecha, Coca de Castro, el alcalde armó un equipo de campaña con su hermana, la diputada Mónica Zalaquett, su primo, el empresario Rodrigo Sarquis -que lo ayuda a recaudar fondos- y la agencia Nexos, donde acude varias veces a la semana para definir el programa, la agenda y la estrategia comunicacional.
El principal temor del comando es que en este mes de campaña ocurra un “atochazo”, un suceso inesperado que modifique el escenario político. El primer traspié ya ocurrió: la idea de inaugurar la campaña con ruidosos fuegos artificiales el jueves 27 a la medianoche, en un día laboral, generó masivos reclamos en las redes sociales y acusaciones de gastos millonarios por parte del comando opositor. Zalaquett asumió el error y, pese a aclarar que los fuegos costaron $ 5 millones, debió dedicar su primer puerta a puerta a ofrecer disculpas a los afectados.
Una comuna con un nuevo escenario electoral
Santiago presenta un panorama completamente distinto al de la última elección municipal. Es una de las comunas que sumaron un mayor número de nuevos inscritos a partir de la reforma del padrón. La Alianza ha ganado los tres últimos comicios, con Joaquín Lavín (2000), Raúl Alcaíno (2004) y Pablo Zalaquett (2008).
Santiago a mil
Factor 2013
Para la Concertación, Santiago es clave. Es una comuna que perdió hace 12 años, y por ello muchos dirigentes se han volcado a ayudar en la campaña. El fin de semana pasado, los ex ministros Álvaro Erazo, Romy Schmidt y Adriana Delpiano participaron en los puerta a puerta. A ello se suma que Ricardo Lagos se sumará a una actividad en los próximos días. Pero en el comando de Tohá coinciden en señalar que su principal activo es una figura que no está en Chile: Bachelet.
“La bala de plata”. Así denominan en el equipo de Zalaquett a la posibilidad de que Bachelet en persona viaje a Santiago a dar un espaldarazo a su ex ministra. Para algunos de sus asesores, ésta sería la única forma efectiva de que se traspase la popularidad de la ex mandataria y podría ser un golpe mortal en las aspiraciones del alcalde.
Cuando en julio Bachelet incluyó un especial saludo a Tohá en su carta al PPD, en el comando de la ex diputada se abrieron las esperanzas de que hubiese otro gesto. Incluso una salida a terreno conjunta en el eventual caso que la ex presidenta viajase a Chile el día de su cumpleaños, el 29 de septiembre. Aunque esto falló, aún existe la posibilidad que la ex presidenta venga a votar el 28 de octubre y, en ese marco, tenga un encuentro con Tohá en los días previos. Sobre este punto, hay una pista: Bachelet cambió su local de votación desde Las Condes a La Reina, donde tiene su nueva casa.
En el equipo de Tohá plantean que el nuevo padrón, con votantes más jóvenes, la favorece. Y creen que buena parte de los 21 mil electores que se cambiaron para votar en Santiago lo hizo para votar contra Zalaquett. En privado, calculan que la proporción sería de 65% a 35% para la candidata.
Tohá ha asociado su imagen a la de Bachelet poniendo la figura de la ex mandataria en sus afiches y pancartas y programando actividades con la madre de la ex presidenta, Ángela Jeria -apostando a conseguir el fuerte voto femenino y de los adultos mayores que apoyan a Zalaquett-. “A mí me preguntan mucho por Bachelet porque saben que tengo un vínculo con ella. Están expectantes de que se defina una candidatura presidencial”, afirma la candidata.
El edil, en cambio, intenta sacar a los presidenciables de la contienda. Aun cuando a inicios de año señaló que una victoria suya dificultaría el regreso de Bachelet y anunció que se sacaría fotos con su candidato presidencial, Laurence Golborne, hoy la estrategia es distinta. “A él no le conviene que la elección se transforme en la primera medición de fuerzas entre Bachelet y Golborne”, indican sus cercanos. Por eso, aunque son amigos desde años y lo consulta regularmente por temas de campaña, Zalaquett resolvió no invitar al ministro a sus actividades en terreno.
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El campo de batalla
El mayor misterio de la elección municipal de Santiago se encierra en grandes torres. Son los grandes edificios que proliferaron en la última década, en especial en el cuadrante entre Alameda, San Diego, Santa Isabel y Vicuña Mackenna. Los estudios de las campañas indican que ahí se encuentra la mayor parte de los 127.730 nuevos votantes incorporados a la comuna en el nuevo padrón, que además son los más difíciles de ubicar: no cuentan con teléfonos fijos y los “puerta a puerta” son muy complejos. Así, el padrón de Santiago se ha “rejuvenecido”, pues en los departamentos viven jóvenes solteros y grupos familiares ubicados en el nicho de entre 18 y 40 años.
Sobre el grupo de nuevos votantes, hay dos nichos identificados. Uno es el de inmigrantes con derecho a voto, que son cerca de seis mil, en su mayoría peruanos. Y el otro son las más de 21 mil personas que optaron por cambiarse a Santiago luego de que se aplicara la inscripción automática, y que las campañas presumen que lo hicieron con la intención de votar. Ambas son cifras pequeñas, pero relevantes, considerando que Zalaquett ganó en 2008 con 45 mil votos.
Otra particularidad es que el cálculo en los equipos de campaña es que entre el 20% y el 25% de los inscritos para votar en Santiago no viven en la ciudad. Es el denominado “votante de opinión pública”, cuyo sufragio se define en gran medida a través de los medios.
Por eso, además del “puerta a puerta”, se ha intensificado la búsqueda de votos en puntos de servicios y tránsito. El ritual de las campañas suele partir alrededor de las 7 a.m. con visitas a consultorios y contacto en la entrada de estaciones de Metro específicas, como Universidad Católica, Santa Lucía, Toesca y Cumming. Luego, la jornada se divide entre visitas a las ferias de la comuna y los “puerta a puerta”, para luego, cerca de las siete de la tarde, volver a la salida del Metro para captar a quienes votan. La división es importante, porque cerca de dos millones de personas circulan diariamente por la comuna, pero de ésas, sólo 300 mil viven en ella.