Por Juan Pablo Garnham Marzo 7, 2013

Al menos por ahora, la nueva red social Vine es territorio virgen. La plataforma, que permite grabar y publicar en Twitter videos de seis segundos, aún se mantiene como un lugar donde unos pocos valientes están jugando con un formato que a primera vista aparece como  poco interesante. Adam Goldberg es de los que están probando justamente lo contrario. Conocido como uno de esos típicos actores secundarios -fue un desquiciado compañero de departamento de Joey en Friends y el pololo de Julie Delpy en Dos Días en París-, en Vine demuestra que es mucho más que eso. Sus videos son microcuentos audiovisuales, pequeñas historias oníricas, impresionistas, que a veces hacen reír y otras dejan una sensación incómoda, como de una brevísima pesadilla sin sentido. Goldberg es inteligentísimo con las capacidades que su iPhone le permite: usa sencillos lentes ojo de pez, se aprovecha de la lentitud del enfoque automático para generar imágenes borrosas, crea pequeños stop motion y juega con el loop eterno que es parte de la lógica de Vine. Con todo esto le hace un gran favor a esta red social: al final, al ver su feed, queda clarísimo que las posibilidades artísticas de este nuevo “juguete” son infinitas.

 

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